En octubre de 1974, el mundo presenció cómo el comunismo ganaba una de tantas luchas que se libraban durante la Guerra Fría: Moscú ganaba la sede los Juegos Olímpicos de 1984 a la ciudad estadounidense de Los Ángeles. En aquel entonces, sólo dos ciudades presentaron su candidatura y no propiamente por las tensiones ideológicas de la época, sino por una razón más fuerte: la económica.
Desde 1970, cuando Montreal fue elegida como sede de la olimpiada de 1976, las ciudades empezaron a ver al movimiento olímpico más como un problema financiero que como una oportunidad de proyección internacional. Y no es para menos, los ciudadanos de Quebec terminaron de pagar la edición canadiensie hasta el año 2006.
Este momento de desinterés hacia la máxima fiesta deportiva del planeta se reflejó justamente en la elección de la sede de 1980 cuando sólo dos ciudades, Moscú y Los Ángeles, se presentaron como candidatas, cuando, por lo general, había entre cinco y ocho ciudades peleando por las ediciones anteriores a 1976.
En 2017, pareciera que la historia se repite. Actualmente hay sólo dos ciudades en disputa por la sede de 2024: Los Ángeles y París. ¿Las razones? Muy similares a las de 1974: los Juegos Olímpicos, a pesar de recibir más financiamiento privado que público, representan un gasto excesivo para los gobiernos y, por ende, los bolsillos de los ciudadanos.
Ejemplos sobran para justificar lo anterior. Basta con ver las sedes abandonadas de Atenas o incluso, de la última sede, Río de Janerio. Pero, sin duda, fue la justa de invierno Sochi 2014 la edición que hiciera reflexionar a los gobiernos de los países si vale la pena o no albergar alguna olimpiada en el futuro. Lo invertido en Sochi fue poco más de 50 mil millones de dólares, haciéndola la sede más costosa de la historia, incluso, sobre las ediciones de verano.
El resultado: para la edición de 2022 de los Juegos Olímpicos de Invierno, elegida en 2015, sólo se presentaron dos candidatas. Incluso, la ganadora Beijing, es una ciudad donde ni siquiera cae nieve. El fenómeno se repitió para 2024, Los Ángeles y París quedaron solas después de que, por decisiones económicas de sus gobiernos, Roma, Hamburgo y Budapest retiraron sus candidaturas.
Sin embargo, el Comité Olímpico Internacional deberá enfrentar una situación adicional a la económica: la diplomacia de los gobiernos, tanto de Estados Unidos o de Francia, en caso de ganar Marie Le Pen en mayo próximo.
Como es muy conocido, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no es el mejor ejemplo de la unión o acercamiento de los pueblos que busca el movimiento olímpico. Las órdenes ejecutivas contra siete naciones musulmanas, la crítica a México y otras naciones en desarrollo, así como la pésima diplomacia del mandatario, harían dudar a cualquier persona que tuviera en su poder el decidir a Los Ángeles sobre París para albergar los Juegos de 2024.
La justificación (muy política) del comité de la ciudad californiana ante las afirmaciones del presidente estadounidense han ido desde “debemos diferenciar entre lo político y deportivo” hasta “el presidente no quizo decir lo que dijo” lo cual, obviamente, pone en duda la colaboración entre el gobierno y el Comité Olímpico Estadounidense para ganar la elección de julio próximo.
Por la parte gala, la moneda está en el aire. Según las últimas encuestas, Marie Le Pen no ganaría una segunda vuelta en mayo. Sin embargo, no se puede dar nada por definitivo. Trump, decíamos, no iba a llegar a ser ni siquiera a candidato y ahora despacha desde la oficina oval.
En caso de que la ultraderecha de Francia llegue al Palacio del Elíseo, la candidatura de París 2024 tendrá poco más de un mes para ajustarse y cambiar lo que ha trabajado desde 1990. Los organizadores deberán prepararse para las preguntas incómodas del Comité Olímpico Internacional que seguro velarán por aquello que Le Pen ha reforzado durante su precandidatura: el racismo, la xenofobia, la paranoia.
Más allá de lo económico, las situaciones políticas han hecho que París y Los Ángeles se presenten como propuestas llenas de incertidumbre. Sin embargo, las candidaturas están en marcha y los 95 miembros del Comité Olímpico Internacional deben elegir con más dudas que nunca cuál será la sede de 2024, ¿Los Ángeles de Trump? o en caso de ganar ¿el París de Le Pen?