Trabajaba en mi computadora (escroleando Facebook), y me llamó la atención un post que decía que la las piezas de “Art Barter” se ofertaban rompiendo tendencias comerciales y geográficas, seguido de: último miércoles de SOMA del año… era martes.
Así que al día siguiente en punto de las 8:30 pm me encontraba en la puerta de SOMA para, primero enterarme de lo que se trataba el lugar. Varias personas entraban y solamente les pedían, para poder acceder, registrarse en la entrada.
El policía de la entrada señalaba un salón al fondo, pero justo en el camino uno se topa con un área de bebidas, botana y charla. En punto de las 9:00 pm comenzaría una conferencia. La presentadora anunció en #MiércolesDeSOMA a Lauren Jones y Alix Jolanta-Polczynski, curadoras radicadas en Londres, que platicarían al público asistente la fundación y desarrollo de su proyecto Art Barter, cofundado en el 2009.
No se trataba de una galería de arte como otras, por así decirlo, tenía cierta peculiaridad que, entre más era revelada y explicada, más duda me generaba. Si bien era cierto que el post era muy claro en cuanto a “diversas ofertas”… mis dudas aumentaban.
¿Era funcional el proyecto?, ¿las personas involucradas serían suficientes?, ¿hay personas que en verdad hacen esto?
Cada una de mis preguntas sería respondida, con imágenes de las exposiciones llevadas a cabo en diferentes partes del mundo, conforme avanzaba la plática. Loren y Alix eran especialmente expresivas al relatar la experiencia de Art Barter en ciudades del mundo tan diversas y diferentes en donde la gente y la cultura se han comportado de múltiples maneras; “¡oh!, en esta ciudad la gente fue tan linda y cálida, que nos mostró que el arte toca profundamente las más sensibles fibras en las personas. Eso es algo que nada tiene que ver con el dinero”.
Y la cuestión de Art Barter es precisamente esa; galerías de arte, con mucho arte, pero sin dinero. Así es, el dinero simplemente no es aceptado como oferta para la adquisición de una pieza.
¿Entonces qué?… ¡De todo!, se acepta cualquier tipo de trueque por la pieza, cualquier oferta de servicio u objeto que el asistente esté dispuesto a dar y el artista a recibir, pues “todo el mundo, absolutamente todos, tenemos algo que ofrecer”, resaltó Lauren.
«¿Era funcional el proyecto?, ¿las personas involucradas serían suficientes?, ¿hay personas que en verdad hacen esto?»
Eran las 10 de la noche y aún seguían las preguntas y respuestas en la charla que encabezaban las curadoras, al parecer no era la única que tenía tantas y tantas preguntas acerca de la logística. Resulta que el proyecto se había presentado hace un par de años en la Ciudad de México, y como dijeron las fundadoras “nunca repetimos ciudades”, esta ocasión visitan Oaxaca.
A las 10:30 sabía que sí, era un proyecto funcional, un que ha provocado la participación de decenas de artistas en el mundo y México no ha sido la excepción, con una afluencia de, entre asistente y artistas, impactante cuyo objetivo principal es el amor al arte dispuestos a intercambiar, habilidades, aptitudes, servicios, objetos más valiosos que el dinero no puede valuar, y experiencias por una pieza.
A las 10:50 pm razonaba, que sí, efectivamente las personas (¡gracias vida!) hacen esto, cuando frente a la puerta de Soma frenaba el carro de Luis que había ido por mí, apenas cerraba la puerta para que arrancara, cuando ya escuchaba, “¡ah, viniste al miércoles de Soma!
Para que conozcan un poco más de SOMA, les dejamos esta galería de fotos.
Notas
Para información sobre las actividades de SOMA, pueden consultar su página en internet: http://www.somamexico.org/