Hace 8 años visité la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo, Tate Modern, que tiene su sede a orillas del Río Támesis en Londres, en un edificio que solía ser una planta de energía eléctrica llamada Bankside Power Station, construido entre 1947 y 1963, justo después de terminada la Segunda Guerra Mundial. Con el paso del tiempo, la Bankside Power Station fue cerrada, el edificio quedó clausurado y en peligro de ser demolido. No fue hasta 1995, después de una serie de protestas de los londinenses, que el gobierno británico decidiera hacerlo parte de la Galería Tate, por eso el nombre Tate Modern.
El edificio podría inscribirse en la categoría de arquitectura monumental y al albergar turbinas para generar electricidad tenía una gran sala para este propósito, un espacio de una altura sorprendente, pero lo más sorprendente fue la exposición que había en esos días. Se trataba de un espacio lleno de lo que parecía eran semillas de girasol, sin embargo, no eran realmente semillas, eran pequeñas piezas de cerámica pintadas para aparentar semillas. En la explicación de la instalación se explicaba que esas semillas habían sido pintadas una a una por chinos, al igual que el artista, el chino Ai Weiwei. A partir de ese momento empecé a seguir sus pasos y hoy por fortuna se presenta en México, en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, mejor conocido como MUAC.
Ai Weiwei ha sido perseguido por el gobierno de su país por denunciar injusticias que pasan en China por medio del arte, ese es el sello característico de toda su obra. En la exposición del MUAC, esto queda de manifiesto, con la instalación el Salón ancestral de la familia Wang, originalmente creada en 2015, la instalación es un templo de madera de la dinastía Ming que registra la destrucción del patrimonio cultural chino bajo la violencia de la revolución, la pérdida de la sociedad rural tradicional y la comercialización de antigüedades. Esta ruina de cuatrocientos años de antigüedad ejemplifica las complejas negociaciones entre lo nuevo y lo viejo; es también la obra que marcó el periodo de vigilancia constante que el artista sufrió en Beijing tras su detención en 2011, antes de exilarse en Europa.
En 2016, Ai Weiwei visitó México y motivó el inicio de un nuevo proyecto acerca del trauma de la pérdida del futuro. A través de un filme documental y una serie de retratos fabricados con piezas Lego, el artista explora las consecuencias personales y sociales de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, ocurrida entre el 26 y el 27 de septiembre de 2014. El proyecto apuesta por la construcción de la memoria como lazo invisible que nos liga con los ancestros y traza un deber hacia las generaciones que nos suceden.[1]
Es sin duda una gran exposición que no debemos perder la oportunidad de visitarla y conocer un poco de la obra de este artista de fama mundial. La exposición estará hasta el 6 de octubre de este año.
Notas
[1] Con información de la página en internet del MUAC: https://muac.unam.mx/exposicion/ai-weiwei, consultada el 26 de mayo de 2019.
Mauricio Elías es creador de LandingMX, nació en la Ciudad de México, estudió en la UNAM desde el bachillerato en donde estudió Economía, su paso por la Universidad de Essex en Inglaterra y sus múltiples estancias en otros países han definido su personalidad.
Dentro de sus principales intereses están los temas económicos, así como las actividades culturales y el ciclismo, que practica regularmente.
