“No hay cosa que más caro cueste que la que se compra con súplicas;
la dadivosidad gana amigos; la verdad engendra el odio;
los amigos que están lejos no son amigos”.Erasmo de Rotterdam
A estas alturas del debate sobre la calidad de vida y el bienestar, es generalmente aceptado que tener amigos es bueno para los seres humanos. Sin embargo, se han preguntado:
- ¿Qué es la amistad?
- ¿Qué podemos esperar de los amigos?
Según la Real Academia Española, amistad es el efecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.
A lo largo de los años, los estudios han demostrado que el apoyo social es el importante predictor de una vida larga y saludable. Sin embargo, la palabra “amigo” puede tener diversos significados en contextos diferentes:
Su colega en el trabajo; el viejo compañero de universidad al que llamas cuando tienes ganas de recordar; esa persona al borde de tu círculo social con la que siempre hablas en las fiestas.
Tal vez uses «amigo» para referirse a una amplia franja de personas con las que te gusta pasar el rato, tal vez lo reserves para las pocas personas con las que te sentiste cómodo al vivir aventuras de infancia y juventud.
Según uno de los estudios más recientes en este campo de conocimiento, ese último tipo de amistad puede ser uno de los más valiosos activos cuando se trata de bienestar. En un artículo publicado en la revista Child Development, un equipo de investigadores descubrió que tener un mejor amigo en la infancia y la juventud puede desempeñar un papel importante en la salud mental de una persona hasta la edad adulta.
El estudio se basó en un conjunto de datos que monitoreó la salud mental de 169 participantes adolescentes, todos con perfiles raciales, étnicos y socioeconómicamente diversos en tres momentos:
- 15 años
- 16 años
- 25 años
Durante las dos primeras rondas, los sujetos identificaron a la persona que consideraban ser su mejor amigo, y los autores del estudio entrevistaron a ambos miembros del dúo (la etiqueta de «mejor amigo» no tenía que ser mutua, anotaron los autores, y los participantes no necesariamente tuvieron que nombrar a la misma persona los dos años).
Sin embargo, los investigadores descubrieron que los sujetos a los 25 años de edad que habían tenido amistades íntimas de mayor calidad cuando eran adolescentes -definidos aquí como «alto grado de apego, intercambio íntimo y apoyo»- tendían a tener menor ansiedad social, una mayor sensación de autoestima, valor y menos síntomas de depresión.
«No nos sorprendió que mejores amistades íntimas de adolescentes resultaron ser importantes, pero nos sorprendió lo importante que resultó ser en la edad adulta», dice la autora principal del estudio Rachel Narr, estudiante de doctorado en psicología en la Universidad de Virginia.
Es importante destacar que era la calidad, no la cantidad, lo que parecía importar. De hecho, los adolescentes que priorizaron las redes sociales más amplias en lugar de unos pocos amigos cercanos en realidad tenían mayores tasas de ansiedad social en la edad adulta. Cuando los niños se centran en ser populares en lugar de formar conexiones profundas a menudo surgen problemas como señala el autor Narr:
«Ser el niño popular es genial en la escuela secundaria, pero a los 25 años, no te distingue y ni te convierte en un líder de la misma manera”. La frase sentirse sólo en una multitud, viene a la mente cuando pensamos en esos niños y su mayor ansiedad social más tarde.
Otros investigadores han llegado a conclusiones similares. El psicólogo Tim Kasser, por ejemplo, identificó dos valores que influyen en cómo nuestras relaciones afectan nuestro bienestar:
Popularidad, impulso para tener más amigos y ser querido por un círculo más amplio de personas
Afinidad, el impulso para profundizar y construir relaciones cercanas.
El investigador Kasser descubrió que aquellos que buscaban “popularidad” más que “afinidad” tendían a estar menos satisfechos con su vida, menos sanos y, a menudo, más deprimidos. Aquellos que buscaron y encontraron la mejor amistad, por otro lado, tuvieron el resultado opuesto y más deseable.
En un par de estudios que involucraron a casi 280,000 personas, el psicólogo social Bill Chopik, profesor de la Universidad Estatal de Michigan, descubrió que el poder de la amistad se fortalece con la edad y se vuelve aún más importante para defenderse de la soledad y las enfermedades crónicas.
Calidad y no cantidad
Una vez más, la calidad de esas amistades importa. «Tener amigos más cercanos es mejor que tener muchos amigos superficiales», dice Chopik, agregando que es inteligente invertir tu tiempo y energía en las amistades que te hacen más feliz.
Lo cual, según la ciencia y el sentido común debería incluir al menos a una persona cuya amistad es lo suficientemente profunda como para ser considerada de uso múltiple: alguien a quien puedes acudir cuando quieras llorar, desahogarse, presumir, reír. Un artículo publicado en 2015 en Personality and Social Psychology Review sugiere que las personas generalmente buscan que su mejor amigo cumpla dos funciones fundamentales:
Fuente de apoyo y de fuerza, en que los amigos brindan consuelo, protección y alivio actuando como un catalizador relacional (la segunda), desafiante, alentador y como fuente de reconocimiento. Una mejor amistad, en otras palabras, puede mejorar lo malo y lo bueno aún más, algo que las amistades más casuales no siempre pueden lograr.
Sin embargo, eso no quiere decir que no puedas aprovechar los beneficios de la mejor amistad si ya no te mantienes en contacto con nadie de tu edad. «Se hacen grandes amigos a todas las edades», dice Kelly Rudolph, una entrenadora de vida certificada que a menudo escribe sobre relaciones.
Con un mejor amigo de la infancia, observa Rudolph, aprendes acerca de la vida en común, con todos los traumas, desafíos y la emoción de crecer; pero cuando haces un mejor amigo más adelante en la vida, la relación tiene un tipo diferente de poder, gracias a la experiencia que ambos traen a la mesa. «Las conversaciones, el apoyo y las aventuras pueden ser más profundas y divertidas, mientras navegas por tu futuro con tu sabiduría combinada».
Y toda la evidencia sugiere que también será un futuro más largo y saludable. Conocer el verdadero valor de la amistad, no sólo para los demás sino para nuestro propio bienestar, seguramente nos ayudará a… ¡Vivir con Sentido!