Con el siguiente artículo quiero ayudar al lector para que con ayuda de este su servidor, entre al mundo del arte contemporáneo en general. Lo creo necesario, pues es común que algunas personas asisten a las galerías, porque está de moda, sin entender realmente el mensaje que se quiere dar.
El recorrido del arte a través de la historia es muy complejo y me refiero a todas las manifestaciones que llamamos arte. Cada una de ellas cuenta con un proceso único pero que al final del camino aún es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Por ejemplo, la música cuenta con un periodo impresionista al igual que la pintura, no obstante no significa que hayan surgido en el mismo tiempo y con las mismas bases teóricas.
Lo bello del arte es que no siempre es bello; puede ser grotesco, tosco, confuso, gris, sin sentido o demasiado colorido. Entonces, tal vez se pregunten, ¿el arte no es bello? No, el arte es arte y es la esencia del ser humano (igual de complejo). No todo se resume a bellos paisajes o naturaleza muerta; no todo es felicidad y sonrisas.
Sin querer que este escrito sea una clase de historia de arte tengo que mencionar por qué ahora llamamos a ciertos estilos como “contemporáneos”.
Desde finales del siglo XVIII el mundo empezó a cambiar de manera radical a través de procesos y revoluciones de todo tipo que van desde lo social y científico, hasta lo tecnológico. Estos cambios también se dieron en el terreno de lo artístico al tratar de revolucionar las ideas y dejarlas concebidas en el pasado dentro de antiguos regímenes. Los artistas, desde su trinchera quisieron estar a la par de los desarrollos y es así donde empieza a surgir una diversidad estilística nunca antes vista.
El llamado arte contemporáneo empieza a despuntar desde principios del siglo XX. El arte comienza a impregnar un debate estético, histórico, teórico y analítico, que resulta en que deje de expresar lo conocido y soñado por el hombre. Los artistas empiezan a retratar el arte como creen que esta es, y con esto me refiero a que dejan de pintar paisajes, componer melodías que lleguen a las emociones o a interpretar movimientos cadenciosos. Lo que hacen es incursionar en divagar y teorizar acerca del cómo es el arte para cada uno de ellos, por lo que se alejan de lo impuesto y en su lugar hacen uso de nuevas tecnologías, teorías o bien experimentan con otras áreas como la ciencia.
Este proceso nos trae de vuelta a la época actual en la que el arte contemporáneo se ha vuelto un tema de debate. ¿Qué es realmente arte? ¿Quién es realmente un artista? Desde hace varias décadas hemos visto que algunas corrientes del arte contemporáneo han sido el pretexto ideal para que surjan los pseudoartistas. Un ejemplo es el Ready Made que se trata de: “un objeto sacado de un contexto original, desfuncionalizado (cic) y convertido en arte, construido para forzar al espectador a pensar”.[1]
Aquella vez que vieron una escoba en medio de una galería de arte y junto a este utensilio de limpieza había una ficha con su descripción, estaban ante un Ready Made.
Pero como este hay muchos estilos más que lo que buscan es cuestionar o resolver dudas del propio artista o de la sociedad. Entonces, para mí un artista es aquel que utiliza estos estilos como uno de tantos recursos dentro de su producción (escultura, pintura, performance).
Un ejemplo dentro de la música se encuentra con John Cage, compositor contemporáneo que utilizó un sinfín de recursos extramusicales para crear sus obras; 4’33’’ es una de las más famosas y controvertidas. Esta pieza explora el silencio como recurso musical y nos demuestra que como tal no existe. Si juzgáramos al compositor únicamente por esta obra diríamos que es un charlatán, por lo que es necesario mirar atrás y ver quién fue realmente John Cage y qué otras obras tiene, para darnos cuenta que en realidad fue un genio y vanguardista del siglo XX.
Para comprender una obra contemporánea se tiene que comprender al artista y con esto me refiero a conocer de dónde proviene, cuál fue su escuela y qué propone a través de sus obras. En estos días es tan fácil caer ante la estafa de “artistas” que por el simple hecho de pintar un muro de blanco y negro, armar un diálogo y que todo esto sea “a manera de protesta”, se considere como artista.
Para mí el verdadero artista es aquel al que le llevó años y esfuerzo estudiar la historia, las técnicas, las teorías y las vidas de sus colegas; es aquel que, además de tratar de generar un estilo propio es capaz de saber qué otros estilos hay y de dónde surgen.
El arte contemporáneo no es fácil de asimilar pero eso es lo verdaderamente valioso. Si usted se dispone a tratar de “consumir” algo contemporáneo tendrá que poner de su parte.
[1] http://www.idarterecicla.com/el-ready-made-de-marcel-duchamp/