El concepto de asertividad está relacionado con el de habilidades sociales, incluso hay quienes los utilizan como sinónimos, sin embargo no son exactamente lo mismo. Las habilidades socialesse han hecho extensivas a toda la población, puesto que la inteligencia interpersonal o social se considera en la actualidad, aunque no son temas nuevos, una de las competencias básicas para el establecimiento de relaciones favorables, positivas y armoniosas con los otros..
La asertividad, por su parte, se orienta hacia la comunicación efectiva y afectiva a la vez, también se relaciona con la capacidad de generar sentimientos agradables y la práctica de valores tan esenciales para la convivencia como la empatía, honestidad, libertad, responsabilidad, respeto, entre otros. De tal modo que podríamos considerar la asertividad como la más importante de las habilidades sociales.
Ya en 1971, el psicólogo Arnold Lazarus, en su obra Behavior therapy and beyond, trataba este tema al referirse a que el ser asertivo implica ser capaz de reconocer y expresar cada estado afectivo, defender los derechos personales y expresar los pensamientos, emociones y creencias de manera directa, honesta y apropiada sin violar los derechos de otra persona, relacionándose así, con la libertad emocional.
Las habilidades sociales deben considerarse dentro de un marco cultural determinado, puesto que los patrones de comunicación varían ampliamente entre varias culturas e incluso dentro de una misma dependiendo de diversos factores como edad, sexo, clase social y educación.
Así pues, la conducta asertiva se define como el conjunto de comportamientos emitidos por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo, de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas (Lega, Caballo & Ellis 1997).
La asertividad es la capacidad de autoafirmarse, de expresar lo que sentimos y pensamos aunque las circunstancias no sean favorables, de no enmudecer por miedo a no gustar; de decir “Sí” y “No” de acuerdo con nuestras convicciones y deseos. Es una conducta activa, directa y clara, tan respetuosa con las demás personas como con nosotros mismos.
Es un término muy cercano a la autoestima y seguridad personal, sin embargo, tiene una dimensión social porque no se trata solamente de autopercepción sino de conducta, de lo que decimos y hacemos en público, en nuestra interacción con otras personas; siendo así, la autoestima y la seguridad personal, la base de la asertividad (Fabrai, 2009).
La asertividad tiene que ver con la necesidad de cuidarnos y protegernos unos a otros, con el deseo de generar confianza y cercanía a través de la comunicación, surge de la firme voluntad de contribuir al bien común a partir de la mejora propia, de construir un entorno sucesivamente más afable y placentero. Es una actitud necesaria para el buen funcionamiento de las relaciones interpersonales.
Para que esta exista, es necesaria la empatía y la consideración hacia el otro, pues implica escuchar, conocer y considerar los deseos, opiniones y preferencias propios y de quienes nos rodean. Atender, no únicamente los sentimientos que otras personas desencadenan en nosotros con sus palabras y sus actos, sino también los que uno mismo desencadena en los demás.
La actitud asertiva demanda un verdadero sentido ético y estético de la vida y las relaciones personales.
La asertividad está relacionada al bienestar propio y de los demás, puesto que tiene que ver con la calidad de las relaciones que mantenemos con quienes nos rodean. Hace referencia a la capacidad de comunicarnos de un modo honesto y respetuoso para favorecer un intercambio positivo con los otros, nuestra forma de comunicarnos, así como con los efectos y repercusiones que esta misma tiene sobre nuestras relaciones y nuestro bienestar. Las buenas relaciones con los demás, constituyen la base de la sensación de plenitud y felicidad vital, por eso es de gran importancia cuidarlas.
El signo positivo o negativo de la suma de todas las interacciones que mantenemos con los demás, por ejemplo en el trabajo o en la escuela, determina no solamente nuestra satisfacción o insatisfacción y nuestra sensación de bienestar o malestar, sino también nuestro nivel de rendimiento.
Nuestra satisfacción depende de la calidad de nuestras relaciones, que a su vez dependen del grado de asertividad, afecto y empatía que seamos capaces de desarrollar. Los otros nos influyen y nosotros influimos en los otros, por lo que es necesario que asumamos una actitud responsable y asertiva hacia nosotros mismos, nuestras acciones y hacia los demás (Bach & Flores, 2010).
La asertividad es un camino hacia la autoestima, hacia la capacidad de relacionarse con los demás de igual a igual, no estando ni por encima ni por debajo. Quien posee una adecuada autoestima, quien se aprecia y valora a sí mismo; podrá relacionarse con los demás en el mismo plano, reconociendo a los que son mejores en alguna habilidad, pero no sintiéndose inferior ni superior a otros (Castanyer, 2009).
Podemos imaginar que la conducta humana es una línea continua; en un extremo de la cual está la No Asertividad, sumisión, subordinación o timidez, y en el otro, la Agresividad pasando por todos los términos medios en el centro de los cuales se ubica la Asertividad.
La conducta asertiva se desarrolla, se practica y se aprende, así que si no contamos con esta habilidad en nuestro repertorio, no hay por qué preocuparse, pues podemos desarrollarla si así lo deseamos, y de esta manera empezar a experimentar relaciones interpersonales más satisfactorias con calidad y calidez.
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Psic. Anabel Fuentes Calderón
Consultorio: Calle San Lorenzo 153, Col. Tlacoquemecatl del Valle, C.P. 03200, CDMX.
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Referencias
Bach, E. & Flores, A. (2010). La asertividad para gente extraordinaria. 4ª edición. Barcelona, España: Plataforma.
Castanyer, O. (2009). La asertividad: expresión de una sana autoestima. Bilbao, España: Desclee de Brouwer.
Fabrai, M. (2009). Asertividad: para muchas mujeres y algunos hombres. Barcelona, España: Octaedro.
Lega, L., Caballo, V. & Ellis, A. (1997). Teoría y práctica de la terapia racional emotivo-conductual. España: Siglo Veintiuno de España Editores, S.A.