¡Chulada!, es así como me refiero a Baby Driver, un filme que sin duda tiene la agresión y acción del video de Sabotage de The Beastie Boys, los autos que vemos en Cosmic Girl de Jamiroquai, el iPod (el mejor invento del hombre) y las rolas del soundtrack, que, a pesar de ser temas clásicos, parecen estar diseñados para la película. El director Edgar Wright tiene un sexto sentido para hacer películas relajadas, sin dispersar la atención del público, ni provocar aburrimiento.
No está de más decir que, a lo largo de sus muchos años como Director de Cine Edgar Wright, nos ha regalado películas que indubitablemente son originales, sumamente entretenidas y con un alto nivel de ingenio, claro ejemplo: Scott Pilgrim vs The World. Wright también participó en un colectivo de dos filmes de Robert Rodríguez y Quentin Tarantino, y nos presentó así, al mejor Simon Pegg con las películas, Hot Fuzz, Shaun of the dead, The Worlds End y, su mejor obra hasta hoy, Baby Driver.
En esta última cinta nos presenta a Ansel Elgort que -como dicen los Simpson- lo deben recordar por sus papeles en Bajo la misma estrella, Divergente, Carrie, entre otras. Aquí, el actor, tiene el andar de Fred Astaire, las habilidades al volante de Vin Diesel y el sello de todas sus películas: una cara que no rompe un plato.
Ahora bien, en los primeros minutos, Baby. Aprendiz del crimen (título en español) nos regala una escena digna de Point Break de Katheryn Bigelow, con el robo a un banco y el auto rojo deportivo que espera a las afueras, el cual damos por hecho, es el auto escape. Ahí aparece por primera vez en el filme, Baby, el personaje central de la trama, lo observamos en el asiento del piloto en el carro color rojo cereza, con audífonos colocados, pies en freno y clutch, una mano al volante y la otra en el iPod, listo para poner play y huir.
La justificación de que Baby use audífonos es que sufre de acúfenos (constante silbido en los oídos) mismos que calma escuchando música. Creo que varios nos identificamos con eso.
Este personaje es un conductor experto que se ha especializado como piloto de escape en robos muy bien planeados. Luego de varios asaltos conoce a Débora (Lily James) de quien se enamora perdidamente, viendo así la posibilidad de renunciar a su vida criminal, pero el líder de los actos delictivos, Doc (Kevin Spacey), lo obliga a prestar sus servicios una vez más.
La trama es simple y podría decirse, hasta obvia. Baby Driver no trata de llevarse un Oscar por historia o mejor guion, pues la finalidad del filme es llegar al público y sumergirlo, durante 1 hora y 52 minutos, en puro entretenimiento; finalidad que en ocasiones, los cineastas olvidan, pues dejan en segundo plano divertir al público que asiste a las salas de cine.
Sin duda, Baby Driver cuenta con un excelente trabajo de edición de sonido y edición cinematográfica que, en conjunto con la música, logra una auténtica experiencia audiovisual sin precedente; si a eso le sumamos el trabajo de los dobles que hicieron las pericias en los autos, y los tintes de comedia, la película se convierte en una cinta explosiva, emocionante y sumamente divertida.
Los actores que participan en este largometraje llenan la pantalla de magia, humor y talento. Me refiero a Jon Bernthal (Griff), Jon Hamm (Buddy), la mexicana Eiza González (Darling), Jamie Foxx, (Bats), quien demuestra una vez más su capacidad actoral, sobre todo en papeles antagónicos, particularmente en esta participación convence, al grado que deseas ser villano; también aparecen en escena Flea (Eddie), CJ Jones (Joseph) y Sky Ferreira, como la mamá de Baby.
La música cobra vida y el iPod de Baby se convierte en un personaje más del filme. El soundtrack cuenta con más de 30 canciones de diversos artistas, como, Simon & Garfunkel, The Commodores, T. Rex, Beck, Queen, The Beach Boys, Barry White y Blur. Sí, la música te hace bailar, provoca sentir libertad, hacer headbanging y mover los pies. Indudablemente sonreirán con esta selección de canciones que quedaron perfectas en cada escena, todo el filme parece desenvolverse como un soundtrack de vida. Ampliamente recomendable para tenerla en físico en la videoteca.
Baby, Aprendiz del crimen es un trabajo con todas las peculiaridades del cine que realiza Edgar Wright, mucha música, comedia, persecuciones al estilo “correcaminos” -esos escapes imposibles que solo Hollywood hace reales-, gestos de arrogancia, la sangre no está de más, diálogos fuertes, crudos e irresponsables y música magnífica. Características todas, que lo hacen un director diferente y original, esperemos que en el futuro nos siga entregando más de estas películas, pues está cada vez más cerca de ser un director que rompe esquemas, y muy probable es que Baby Driver pueda convertirse en una película de culto en algunos años. Desde mi punto de vista, es una de las mejores del 2017, y de la década, en el género acción-comedia.
