El 18 de marzo de 1938, el presidente de México, Lázaro Cárdenas decretaba la expropiación petrolera y con ello la creación de Petróleos Mexicanos o mejor conocida como Pemex. Esto después de un proceso de fortalecimiento de los sindicatos en diferentes industrias, una de ellas, la petrolera que comenzó al inicio de su mandato.
El marco legal que posibilitó la expropiación estaba contenido en el artículo 27 de la Constitución promulgada 21 años atrás, este artículo estipulaba lo siguiente: “corresponde a la nación el dominio directo de […] los yacimientos minerales u orgánicos de materias susceptibles de ser utilizadas como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno, sólidos, líquidos o gaseosos”.[1]
La expropiación petrolera marcó un hito en la historia de México, tan es así que se sigue conmemorando hasta nuestros días, pero, ¿realmente hay algo por lo que debemos seguir celebrando?
La creación de Pemex suponía que el Estado mexicano tendría control total sobre la producción y comercialización del petróleo en territorio nacional, lo que permitió a los diferentes gobiernos tener recursos económicos adicionales a los que provienen de los impuestos, productos, derechos o aprovechamientos. De esta manera, la industria petrolera ha participado de manera importante en la economía mexicana desde su expropiación hasta nuestros días.
Sin embargo, muchos de los problemas estructurales de la economía mexicana han querido ser resueltos con recursos provenientes de Pemex, es decir, de la venta de petróleo y de la pesada carga fiscal a la que esta empresa ha estado sometida. El desempeño financiero de la paraestatal siempre ha estado en relación directa al precio del petróleo. Éste al ser una materia prima o commodity[2] tiene un precio que se determina en el mercado internacional, es decir, parte de los ingresos presupuestarios del Gobierno Federal han estado sujetos a los vaivenes de los precios del petróleo, lo cual ha representado un craso error por parte del Gobierno Federal, veamos por qué:
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI para la producción de petróleo mexicano y de la base de datos económicos del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, ambas fuentes consultadas el 20 de marzo de 2017.
Esta gráfica nos muestra que la producción de petróleo mexicano tocó su máximo en diciembre de 2003, en ese mes, Pemex produjo en promedio 3,455 barriles diarios; en ese mismo mes, el precio de referencia mundial del barril de petróleo estuvo en promedio en 32.12 USD.
A partir de esa fecha, la producción de petróleo mexicano ha ido a la baja, sin embargo, el efecto negativo en los ingresos petroleros se atenuó debido al incremento en el precio del barril de petróleo que tuvo su mejor nivel histórico en el mes de junio de 2006 con un precio de 133.93 USD por barril, para ese mismo mes, la producción diaria de barriles de petróleo mexicano estaba ya en 2,833 barriles, es decir, 622 barriles o 18 por ciento menos que 2 años y medio antes.
En 2013, a 10 años de haber el alcanzado el máximo nivel de producción de petróleo y después de constatar los estragos del Cambio Climático, el Gobierno Federal, lejos de hacer un cambio de paradigma hacia una economía sostenible y de esta manera alejarnos de un modelo económico “petrolizado”, presentó una Reforma Energética que dentro de sus principales propuestas estaba la apertura del sector energético (petróleo y electricidad) a la inversión privada poniendo al Estado, por medio de Pemex y otras instituciones creadas a partir de la reforma, como un ente regulador de la producción de petróleo y electricidad, principalmente.
De esta manera, la Reforma Energética aprobada en 2013 abrió la puerta a la libre entrada de inversión privada al sector petrolero de México, es decir, grandes corporaciones como Exxon Mobile, Shell, British Petroleum, Texaco y un largo y contaminante etc., pueden invertir en México para extraer petróleo de donde sea, a costa del medio ambiente.
Una Reforma Energética de avanzada hubiera sido aquella que promoviera la independencia energética de fuentes fósiles de energía, impulsara la inversión en fuentes de energía renovables (solar o eólica) y liberara a Pemex de la carga fiscal tan fuerte que soporta y que la ha llevado a la quiebra, sin posibilidades de invertir y en total desmantelamiento.
Han pasado 79 años desde que se decretara la expropiación petrolera, no hay nada que seguir celebrando.
Referencias:
[1] Tomado del portal en internet de efemérides de la Universidad de Guadalajara: http://www.udg.mx/es/efemerides/18-marzo, consultado el 20 de marzo de 2017.
[2] Un commodity es un producto o bien por el que existe una demanda en el mercado y se comercian sin diferenciación cualitativa en operaciones de compra y venta, tomado de la página en internet del periódico El Economista: http://eleconomista.com.mx/mercados-estadisticas/2012/05/11/abc-commodities, consultada el 20 de marzo de 2017.