Llevamos 2 meses de un nuevo gobierno, tal vez, el cambio político más importante de los últimos tiempos. Esto nos debe invitar a la reflexión sobre lo que esperamos de nuestra clase gobernante y qué mejor forma de hacerlo que mirar al pasado. Para ejemplo, permítanme hablarles en esta ocasión sobre el Congreso Constituyente de 1917.
Antes de entrar al tema, y previo a que experimenten alguna sensación de aburrimiento, déjenme adelantarles una anécdota. ¿Sabían ustedes hubo dos duelos entre diputados? Así es, dos duelos.
El primero de ellos entre Félix F. Palavicini y Ramos Prado; el segundo motivado por la pasión de Rafael Martínez que se enfrentó contra Gerzayn Ugarte. En ambos casos, el general Amado Aguirre intervino para calmar los ánimos y “evitar que corriera la sangre” en el Congreso. Espero que esto nos dé cuenta de la seriedad y compromiso que mantuvieron los legisladores presentes en Querétaro.
Como debe de ser, empecemos por el principio. Al Congreso estuvieron convocados únicamente los miembros del bando vencedor, o sea el Constitucionalista. Por ello no hubo zapatistas, villistas ni católicos. No obstante, esto quedó perfectamente estipulado en la Convocatoria del Congreso y era de esperarse.
Antes de seguir, debo comentarles que sobre el Congreso Constituyente la historia nos ha dicho mucho. Hay cientos de publicaciones al respecto, pero lo importante de Querétaro es que tras siete años de lucha armada, después de la publicación de planes, proyectos y documentos muy concretos, regionales y con fines específicos en 1917, la facción que había triunfado se dispuso a emitir la Carta Magna de la nación, pese a que controlaba política y económicamente a la nación, conformada por un sector pluriclasista, que gozaba del reconocimiento de los Estados Unidos y con cuatro años de experiencia.
¿Por qué lo hizo? Vayamos tiempo atrás. Marzo de 1913, Plan de Guadalupe:
Venustiano Carranza se comprometió a restaurar la Constitución de 1857 que se consideraba había sido violentada por Victoriano Huerta. Ustedes se preguntarán ¿y por qué no sólo se restableció la Constitución? No se hizo, porque aquel documento ya era anacrónico a la realidad posrevolucionaria; se tenía que actualizar, pues no correspondía a principios del siglo XX.
Éste era el último pasó que tenía que dar la facción triunfadora, no podía ser más un gobierno preconstitucional. Necesitaba legitimidad y la Constitución de 1917 era la forma de dotar de esa legalidad al gobierno. Esto no significa que el Constitucionalismo no tuviera problemas, claro que los tenía, pues debía convencer a campesinos y obreros de que era la mejor opción.
Debía reactivar la economía con una clase empresarial ausente, sortear las presiones diplomáticas de Estados Unidos y Alemania, ya que había comenzado la Primera Guerra mundial… Todos los gobiernos enfrentan problemas aun en sus mejores tiempos.
La cita de 219 diputados
En Querétaro se dieron cita 219 diputados para aprobar, modificar y enriquecer el proyecto de reforma a la Constitución de 1857 que preparó Venustiano Carranza con la participación de dos colaboradores fundamentales: José Natividad Macías y Luis Manuel Rojas. De ahí, 209 se presentaron a firmar la Constitución.
Ahora bien, ¿cómo fue la representación? Contrario a lo que muchos podríamos pensar, que el norte estuviera sobrerepresentado, el estado que más diputados tuvo fue Jalisco; le siguieron Puebla, Veracruz, Guanajuato y Michoacán. En términos muy generales, la zona geográfica central fue la más representada. El norte y el sur del país tuvieron una participación menor.
Los porcentajes arrojan que en su mayoría los diputados tenían entre 30 y 40 años; siguiéndole el grupo generacional de entre 25 y 30. Hubo excepciones, los muy jóvenes y los mayores; menores de 25 los primeros, y entre 50 y 61 los segundos.
Pasemos ahora al perfil profesional de los diputados. En su mayoría, todos contaban con estudios profesionales, realizados tanto en el país como en el extranjero. También había diputados con oficios y actividades muy claras: talabartero, topógrafo, ferrocarrilero, impresor, minero, actor, cantante, telegrafista, etc.
El grueso de las profesiones eran cinco: abogados, militares, ingenieros, médicos y maestros de los que 33 estudiaron en las escuelas e institutos de los estados, 21 lo hicieron en la capital del país y 7 se formaron en el extranjero (Estados Unidos, Bélgica y Francia). Del total de los representantes presentes en Querétaro, tan sólo 11, o sea el 5%, no reportaron profesión u oficio. En el presente, los diputados actuales, el 21% no reporta profesión u oficio.
¿Ha descendido el nivel educativo y la formación de los legisladores?
Lo que he intentado enfatizar de Querétaro, es justamente el perfil de los diputados. Y ahora vuelvo a ese ejercicio de reflexión que les mencionaba al principio. En un país de inicios del siglo XX, en donde la realidad rural era lo que predominaba, observamos a legisladores que eran profesionistas y estaban comprometidos con su labor; aprobar un proyecto constitucional que les llevó dos meses de trabajo.
Hoy tenemos largos periodos ordinarios y extraordinarios, un poder legislativo muy costoso, y la pregunta que surge es ¿qué pasó?, ¿por qué nuestro poder legislativo ha retrocedido tanto?
¿Qué nos dejó Querétaro?
El resultado fue la Constitución de 1917. Con todas las limitaciones propias de una obra humana, el documento logró la pacificación del país. Fue una constitución muy pragmática, secularizada, sí, contradictoria pero práctica, ha sido calificada de progresista, porque así lo fue y más que eso, es la Carta Magna que sigue vigente.
¿Se puede mejorar? Sin duda. ¿Las 700 reformas que ha sufrido la han mejorado? No estoy tan segura. ¿Nuestra clase política actual podría perfeccionarla? Debemos reflexionar más sobre qué clase política necesitamos.
Como de costumbre, los invito a conocer más sobre el Congreso Constituyente de 1917 en la Academia Mexicana de la Historia.
Estudió la licenciatura en Economía en la Facultad de Economía-UNAM; cursó la maestría en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras-UNAM y realizó el doctorado, también en Historia, en El Colegio de México. Se desempeña como secretaría técnica y coordinadora de contenidos docentes de la Academia Mexicana de la Historia, Correspondiente de la Real de Madrid, A.C.