La Ciudad de México es una de las urbes más grandes del mundo y como tal, enfrenta grandes retos en materia ambiental. La escasez de agua potable, el tránsito de vehículos automotores, el transporte público y la generación de basura son 4 problemas que siempre han estado en la agenda de los candidatos y gobernantes del otrora DF, pero, ¿qué estamos haciendo para enfrentar esta crisis ambiental?
El agua potable en la Ciudad de México
Todos sabemos que la Ciudad de México fue construida sobre lo que fuera el Lago de Texcoco, que los españoles llegaron y lejos de respetar la traza de la ciudad de Tenochtitlan, construyeron encima de ella.
Pero no sólo era el Lago de Texcoco, estaban el de Chalco, Zumpango, Xochimilco y Xaltocan. En total la superficie lacustre a principios del siglo XVI estaba entre los 1,000 y 1,100 Km2 y no solo eso, existían cientos de ríos que irrigaban estos cuerpos de agua.
Como era de esperarse, en la Ciudad México virreinal eran comunes las inundaciones. En 1629 una tromba ocasionó que la ciudad se inundara permaneciendo así por 5 años[1], incluso al lado de la Catedral Metropolitana hay un monumento a Enrico Martínez (Heinrich Martin) quien fue un prestigiado ingeniero hidráulico alemán que en esa época contribuyó al diseño y construcción de grandes obras hidráulicas. Este monumento hipsográfico (que representa la repartición de altitudes) señalaba el nivel del agua que alcanzaba el Lago de Texcoco en caso de inundaciones entre ellas la “Gran Inundación” de 1629.[2]
El crecimiento de la población ocasionó que mayores extensiones lacustres fueran devoradas por la ciudad, “en menos de quinientos años, la cuenca [del Valle de México] y la ciudad de México han sufrido uno de los cambios urbanísticos y ecológicos más radicales del planeta; sólo baste precisar que el área lacustre de esos 1 100 Km2 que, a principios del siglo XVI, estaba integrada por cinco grandes lagos alimentados por casi medio centenar de ríos, se encuentra sustituida hoy por una megalópolis de 2 000 kilómetros cuadrados.”[3]
Aun con todos estos cambios urbanísticos, la Ciudad de México cuenta con un clima muy favorable, templado con lluvias en verano (Cw), lluvias que duran en promedio 7 meses del año, con precipitaciones medias anuales de alrededor de 760 mm, consideradas altas para una ciudad. Estudios de la UNAM publicados en la revista Ciencias, señalan que aunque la mayor parte del agua de lluvia se evapora o se infiltra, el volumen aprovechable rebasa el que se extrae del subsuelo o el que se importa de otras cuencas.[4]
Con tal nivel de precipitación, ¿por qué muchos habitantes de la Ciudad de México y la megalópolis no tienen acceso a agua potable en sus casas?
Referencias
[1] Artículo de la revista Nexos sobre la Gran Inundación de 1629: http://www.nexos.com.mx/?p=24702
[2] https://treff3.net/2010/05/13/huella-alemana-en-el-corazon-de-mexico/
[3] Artículo sobre los ríos de la cuenca de México en la Revista Ciencias – UNAM: http://www.revistaciencias.unam.mx/pt/145-revistas/revista-ciencias-107-108/1169-los-r%C3%ADos-de-la-ciudad-de-méxico-pasado,-presente-y-futuro.html
[4] Ibídem.