Te encuentras solo, sentado en tu sillón con la lámpara encendida y una copa de vino. Piensas que aún eres joven y podrías estar haciendo otras cosas además de lamentarte. Sin embargo, esa soledad te arrastra al pasado para visualizar tus errores y aquellas experiencias que te han causado dolor. Se te salen las lágrimas y un grito sordo sale por tu pecho. Aprietas la copa y vuelves a beber. La vida te lastima y te preguntas por qué. Te envuelves en depresión y ansiedad y no sabes cómo salir.
Pero la salida está ahí. Justo enfrente de ti…
Al igual que el Budismo, el filósofo occidental Arthur Schopenhauer, relaciona el placer con sufrimiento. Mientras no se satisfaga una necesidad, el humano se verá hundido en dolor.
“Ninguna satisfacción dura, ella es sólo el punto de partida de un nuevo deseo”. (Fenili, R.M. El dolor y el sufrimiento – Una conexión entre el pensar filosófico y el espiritual).
Cuando anhelamos algo, ya sea una pareja o cosas materiales y no podemos obtenerlo, sufrimos y a veces intentamos esconder ese sufrimiento con acciones que ponen nuestra vida en riesgo, como drogarnos o alcoholizarnos, o incluso dejar que la ira se apodere del alma.
Schopenhauer nos da una solución. El sufrimiento siempre estará en la vida del ser humano, sin embargo, se puede destruir al aniquilar la voluntad.
“La esencia de la vida, la voluntad, la propia existencia es un dolor constante tan lamentable como terrible: y, por otro lado, todo eso, encarnado en la representación pura o en las obras de arte, está liberado de todo dolor y presenta un espectáculo imponente”. (Fenili, 5).
Deshaciéndonos de esa voluntad, podemos encontrar una clase de salvación, tomando ese sufrimiento y ese dolor como un impulso hacia el progreso. Una salida al final del túnel. Incluso, algunas personas lo han tomado como estimulante para crear obras de arte, literatura, cine, etc.
Bien puede tomarse, para caerse y hundirse en un hoyo negro del cual nunca salir o tomarlo como un paso al autoconocimiento y la transformación. Al hacernos más sensibles nos da la oportunidad de ver la vida de una manera más realista.
Por otro lado, el Budismo,nos recomienda acoger el dolor y recibirlo como lo que es, parte de la naturaleza humana. Acompañarlo en todo su proceso para un crecimiento espiritual. Olvidarnos de los placeres mundanos y enfocarnos en lo que verdaderamente importa. Así como deshacernos de toda ilusión, ya que al desvanecerse no volveremos a caer en un charco de insatisfacción embarrándonos de sufrimiento.
Difícilmente, tomamos un respiro y nos ponemos a analizar las mejores opciones para evitar el dolor. Acudimos al médico para que nos de ansiolíticos y antidepresivos como única solución a nuestro mal. Sin embargo, existen otros métodos. Métodos más personales.
No podemos encerrarnos en cuatro paredes lamentándonos por todo. No deberíamos quedarnos sentados en nuestro sillón bebiendo nuestras penas.
Es por lo que Schopenhauer, a pesar de su pesimismo, nos invita a dejar de contenernos y darle la bienvenida a la única felicidad que podemos conocer, con lo que tenemos, con lo que somos y podemos dar porque la vida es sufrimiento y jamás se va a acabar…
En las palabras de Buda:
“Aprender es siempre un regalo, incluso cuando el dolor sea el maestro”.
Referencias
Fenili R.M. El dolor y el sufrimiento – una conexión entre el pensar filosófico y el espiritual. Noviembre 2006.
Schopenhauer nos invita a evitar el sufrimiento a través de esta disciplina. Cultura inquieta. 2017 en: https://culturainquieta.com/es/inspiring/item/11841-schopenhauer-nos-invita-a-evitar-el-sufrimiento-a-traves-de-esta-disciplina-video.html, revisado el 8 de julio de 2019.
Schopenhauer, Arthur. El arte de ser feliz. Explicado en cincuenta reglas para la vida. Herder. 2011.
Busco la mejor manera de darle voz al silencio. Pasé de la actuación en obras de teatro a la escritura.Me gusta fotografiar lo que la rutina esconde, escribir mis sueños para convertirlos en cuentos y componer canciones.
Colaboro en Gestión Cultural y creo fielmente que el arte es un excelente antidepresivo.