Greta Thunberg, la pequeña activista sueca que lucha contra el cambio climático pensó que no era tiempo de permanecer en el aula de clases. La joven, convertida en ícono por su desenfado en relación a como se ha gestionado el fenómeno climático la ha orillado a movilizarse hasta esta parte del atlántico y ha participado este 23 de septiembre en la cumbre “Acción Climática 2019”.
A ella se ha unido una veintena -visibilizados mediáticamente- que buscan a través de diversas estrategias “componer” la pieza musical que agrade y logre calar en los tomadores de decisión a escala planetaria para combatir la principal amenaza que representa esta situación para las diversas ecologías, humanas y animales.
El «efecto Thunberg»
La adolescente empezó a escribir su nombre en la historia de la actual generación -a través de la desbocada mediatización- desde agosto de 2018 cuando decidió sustituir el aprendizaje escolar los viernes, por su pernoctación a las puertas del parlamento sueco con el fin de exigir decisiones frontales contra el cambio climático.
Greta Thunberg en protesta en el parlamento sueco
Lo importante aquí es que alguien debió dar el primer paso (desde una vision adolescente sobre como se gestiona el tema medioambiental a escala global). Esa persona -suerte o estrategia anticipada autónoma o no- recayó en la estudiante del país nórdico que se convierte en la portavoz de un movimiento internacional que pide y exige un replanteamiento de los procesos de gestión del medio ambiente.
Hay muchas activistas invisibilizadas a lo largo y ancho de nuestras sociedades, debido a las rutinas periodísticas inalterables en muchas ocasiones, lo cual como consecuencia, quiérase o no ha provocado que emerja un vibrante “periodismo ciudadano”, que busca las “respuestas” que la prensa tradicional no ha podido dar.
Nuestro triunfo sobre los problemas medioambientales pasa por el revertirse de valores éticos, con una ciudadanía cívica que permita repensar la idea de construcción social; en otras palabras, marginalizar los desbocados intereses particulares para contribuir a la gobernanza medioambiental.
En este nuevo milenio hemos visto una constante de fenómenos que debe hacernos reflexionar en lo que está pasando, pues casi siempre, estos fenómenos arremeten y afectan frontalmente a los ciudadanos de la periferia (tanto de los países ultra industrializados como de los subdesarrollados).
Efectos del cambio climático que Greta Thunberg ha denunciado
Los estados naciones han fallado rotundamente, en tanto, (y lo han demostrado una diversidad de investigaciones institucionales y periodísticas), no han podido confrontar de manera vertical el poder económico que muchas veces busca “colonizar” nuevos territorios para la expansión del capital y de sus obras “generadoras de empleos”, pero que a la vez denostan posibilidades de vida humana y animal que se ven abruptamente expulsados por la modificación de sus estilos de vida.
El hecho de que una joven como Greta Thunberg, haya dado un paso al frente -impulsada o no- amerita un aplauso y un reconocimiento global (de hecho, ya se le menciona como una potencial competidora por el Premio Nobel de la Paz 2019), pues ha dicho enfrente de líderes globales, que la gestión medioambiental ha sido un fracaso global colosal.
En definitiva, el reconocimiento va para la activista Greta Thunberg, en tanto que creo, esta experiencia la puede “marcar” para siempre en la visión genuina de cómo construir ciudadanía planetaria medioambiental de como cuidar la multicitada “casa común” para la humanidad, el planeta tierra.
Maestro en Comunicación por la Universidad Iberoamericana (UIA), Ciudad de México. Profesor de Periodismo en la UNAH.
Ha sido colaborador de medios informativos en la Ciudad de México y Honduras, así como para organizaciones promotoras de los Derechos Humanos como el Programa de Voluntarios de las Naciones Unidas y Centro de Atención al Migrante Retornado.
