Ejercicio literario a 9 plumas - Parte 8 | LandingMX


– Cálmate Leonardo, solo tranquilízate y concéntrate-.

– Respiiira-, me dije una, dos, tres veces hasta que lo conseguí.

Aún con los ojos cerrados aflojé cada músculo de mi cuerpo tendido en el piso. Poco a poco las extremidades me respondían y quedaban inertes como plastas underground. El eco de un ¡basta!, seguía resonando y atronaba en mi cabeza fuerte, cual tambores de banda de guerra que se cuelan por los oídos y retumban en el estómago y el corazón, ‘ahí se va todo, escuchaba decir a mi homeópata siempre que sucedía algo atroz, retumbante en cualquiera de estos dos órganos.

-Concéntrate Leo- apretaba los ojos.

Debí darme un respiro, un momento para estar calmo, justo como lo estoy ahora (quién lo diría) meses atrás. Lleno de estrés, de nada más que trabajo, de exigencias miles qué cubrir… dejé pasar las mías. ¿Qué cuentas voy a rendirme ahora?, no tengo gran vida que pase frente a mis ojos; los archivos de computadora no crean recuerdos…

-¡Cálmate y concéntrate!- si salimos de esta (una maña de hablarme a mí mismo en plural e imperativo que tengo como mecanismo de autodefensa), si salimos de esta, ¡por favor que salgamos! Odio no poder concentrarme, maldita concentración y maldita la hora en que tomó tanta importancia no ser monedita de oro y mi ego profesional.


Y qué más da si no tengo éxito, qué más da si todos me quieren o me odian, qué más da si maldigo una y otra vez todos los días de mi vida durante cada segundo, y a estas alturas qué más da lo que venga.

-Bueno ya. Solo tienes que concéntrate y tener un plan. Comienza a recopilar. Esa nota…, algo de ópalo. Una color ópalo en la mañana y una negra al ocultarse el sol. Son diez, termínatelas todas. ¡Por qué demonios las interrumpí! Ni modo, el maldito hubiera… Seguro que Runa también se llenó de “hubieras” en Holanda, en esos jardines atestados de cuerpos a punto de recobrar el alma. Yo habría… ella debió… no sé qué habría hecho en su lugar.

-¡Si supieran estos idiotas que no lo tengo, que por miedo intenté deshacerme de él y que además lo perdí! Aunque tampoco confío en J, en eso sí tenía razón P, nadie es de fiar, y sé que ese portaplanos no contiene el antídoto o lo que carajo me haya metido en este lío.

– ¡Escuchaste doc, solo quiero salir de este lío!- gritaba mi mente que me obligaba a apretar más los ojos. Loco me dijo, más bien ingenuo y sí: aterrado.

-Ok. Ahora respirando, tranquilo y concentrado ponte de pie y continúa caminando, solamente síguelo. Aunque la peste a humedad cale tus huesos y… ¡No!

Ahí no voy a entrar.


La parte 1 del Ejercicio literario a 9 plumas la puedes leer aquí.

La Parte 2 acá.

La Parte 3 acá.

La Parte 4 acá.

La Parte 5 acá.

La Parte 6 acá.

La Parte 7 acá.

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