La idea de ir al Cervantino rondaba mi mente desde hace ya bastantes años, en estos años había escuchado y leído mucho sobre este Festival, en general los comentarios eran sobre el ambiente y la fiesta en las calles, la ciudad como tal y alguno que otro sobre los espectáculos del Festival. Las reseñas de medios especializados y no especializados hablaban de grandes espectáculos provenientes de todo el mundo. Ante esto, decidí lanzarme a Guanajuato para ver qué onda.
El Festival Internacional Cervantino vivió su 44ª edición teniendo como invitados a España y a Jalisco y como eje principal a Miguel de Cervantes Saavedra con el lema “Cervantes 400. De la locura al idealismo”, haciendo alusión al 400 aniversario de la muerte del dramaturgo oriundo de Alcalá de Henares, España.
México y en particular la ciudad de Guanajuato ha adoptado a Cervantes como su ícono, incluso esta ciudad es considerada más “cervantina” que la propia Castilla en España, de acuerdo al historiador teatral mexicano Edgar Ceballos.
Guanajuato está situada a 357 Km. de la ciudad de México, a unas 4 horas en auto, 5 horas y media en bus y a 1 hora en avión a León y de ahí el traslado a Guanajuato de aproximadamente 30 minutos. Es una ciudad completamente colonial, su constitución data del siglo XVI y en su momento de esplendor fue el principal mineral de la Nueva España y como recordarán, también fue cuna de la Independencia de México.
Visitar Guanajuato en tiempos del Cervantino fue una experiencia muy satisfactoria, arquitectónicamente es muy rica, está llena de edificios novohispanos muy relevantes, acorde a su pasado de abolengo gracias a la minería de plata, y también de estilo neoclásico como el Teatro Juárez; sus callejones inevitablemente te transportan a otra época y qué decir de los túneles que pasan por debajo de la ciudad, obras de ingeniería que fueron construidos en su mayoría en la época colonial y que a decir de los taxistas, sin éstos, la ciudad sería un completo caos.
Guanajuato también brilla por sus museos, visitas obligadas son la Alhóndiga de Granaditas, el Museo Casa Diego Rivera y el Museo Iconográfico del Quijote, que son lugares que siempre están abiertos, pero que durante el Festival exhiben obras relativas a la obra máxima de Cervantes: Don Quijote de la Mancha.
El Festival Cervantino de 2016 se celebró del 2 al 23 de octubre con más de 700 actividades, 1,503 artistas provenientes de 38 países, alrededor de 380 mil asistentes a eventos del Festival y 517 mil visitantes a la ciudad Cervantina de acuerdo a Jorge Volpi -director del Festival Cervantino- y Juan Alcocer -director del Instituto Guanajuatense de Cultura-.
Imagínense 700 actividades en 22 días, estamos hablando de un promedio de casi 32 actividades diarias, un montón y para poder lograrlo Guanajuato abre muchos recintos públicos, privados y de la iglesia para llevarlas a cabo. Las actividades van del teatro a la música popular, pasando por la danza clásica, la danza contemporánea, la música clásica, la ópera, entre otras.
Pero para ir al Cervantino no se necesita estar los 22 días, ni asistir a las 700 actividades, vaya ni Jorge Volpi lo hace. De acuerdo a mi experiencia, una visita de 3 días (dos noches) es más que suficiente. Si bien no es estrictamente necesario tener boletos para disfrutar del Festival, ya que hay bastantes actividades gratuitas y de gran calidad como en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas y en los llamados Pastitos a los cuales puedes acceder teniendo un poco de perseverancia, paciencia y resistencia, sí recomiendo comprar entradas para algunos de ellos ya que hay muchos espectáculos de primer nivel que, de no ser por el Cervantino, tal vez sólo los podríamos presenciar en sus países de origen (EUA, Francia, Inglaterra, Holanda, Rusia, China, Argentina, Canadá, etc.).
En los dos días y medio de mi visita a Guanajuato, tuve la oportunidad de presenciar 6 espectáculos del Festival que incluyeron la obra de teatro Laberinto, Deseo, Naufragio de Sixto Castro en la Mina el Nopal, la presentación del Ballet Nacional de Holanda (uno de las cinco mejores compañías de ballet del mundo), los conciertos de los conjuntos orquestales Dunedin Consort y Le Concert Spirituel (referentes mundiales de la música antigua), el concierto de jazz de Itai Kriss y Eden Ladin (dueto de Israel, promesa del jazz y la música popular de su país) y por último, la conferencia de Elena Poniatowska (Premio Cervantes de Literatura 2013).
Si este año deciden visitar Guanajuato en tiempos del Cervantino, se encontrarán con que los invitados a su 45ª edición serán Francia y el Estado de México con las revoluciones como eje principal, el Festival pasará entonces, en palabras de Jorge Volpi, “[…] del idealismo Cervantino a la manera en que las revoluciones, desde la francesa hasta la mexicana, pasando por la soviética, han influido en la vida social, política, artística, en sus consecuencias y lo que esperamos del futuro.”
Los invitados al próximo Cervantino auguran un gran Festival, por un lado Francia y su gran tradición cultural aunada al vínculo tan cercano con México y por el otro, el Estado de México, con su enorme pasado cultural desde la época prehispánica, su pasado colonial, su historia y el sincretismo existente entre los pueblos originarios y el resto de la población.
Por todo esto y más, el Cervantino sí es la gran cosa…