El pasado Lunes 6 de Mayo la Organización de las Naciones Unidas a través de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES por sus siglas en inglés) presento en París el informe resumido de un trabajo de investigación multidisciplinario de más de 1,500 páginas elaborado durante los últimos 3 años, por 145 expertos de 50 países, los cuales recopilaron y analizaron investigaciones previas de más de 15,000 científicos, así como de reportes gubernamentales, buscando tener un diagnostico exacto del estado actual de «salud» del planeta ante el impacto de la actividad humana durante los últimos 50 años.
Aunque se han hecho ya muchas lecturas acerca de la situación del planeta en materia ambiental, que han derivado en diversas advertencias globales acerca de los graves efectos que las industrias humanas, el crecimiento poblacional, el consumo excesivo de recursos naturales y el incorrecto tratamiento de los desechos, han causado al equilibrio de los ecosistemas de todo el mundo. Esta es la primera vez que se tiene un informe tan contundente y exacto del verdadero daño que el planeta ha recibido debido a la actividad humana. Y es que este informe no solo habla de los efectos visibles populares que todos conocemos, como el deshielo de los casquetes polares o el cambio de temperaturas por causa del calentamiento global. Este informe va más allá y ha proyectado lo que le sucederá a la vida en el planeta si a partir de este momento no hacemos algo al respecto.
El análisis de la ONU reporta que el declive que la naturaleza ha tenido ante la depredadora presencia humana en las diferentes regiones del planeta por causa de actividades como la pesca industrial, la caza ilegal, la tala desmedida, la agricultura sin planificación y la minería voraz, están alterando el mundo natural a un ritmo vertiginoso que no tiene precedente alguna en la historia del planeta. En tan solo los ultimos 40 años el 20% de toda la vida vegetal y animal del planeta ha disminuido, tan solo en América Latina han desaparecido 42 millones de hectáreas de bosque. El informe nos dice que la agricultura y la ganadería son dos de las actividades más dañinas para la biodiversidad, ya que por lo menos un tercio de la superficie terrestre del planeta es usada para la agricultura y aproximadamente el 75% del agua potable del mundo es utilizada para el riego de cultivos y la crianza de ganado.
Sin embargo lo más alarmante del informe fue el pronóstico que nos advierte que si no se toman acciones contundentes para frenar todo este declive, para el 2050, un millón de especies se habrán extinguido, es decir desaparecerán completamente de la faz de la Tierra. Robert Watson, miembro de la Plataforma responsable del informe menciono: «Durante un largo tiempo, las personas solo pensaron sobre la biodiversidad como salvar la naturaleza por su propio bien. Pero este informe evidencia los vínculos entre la biodiversidad y la naturaleza y asuntos como la seguridad alimentaria y el agua limpia, tanto en países ricos como en los pobres». Es decir, para poder entender la gravedad del asunto, debemos de dejar de ver los problemas ambientales como problemas a futuro, y sobre todo dejar de verlos solo en función del medio ambiente en sí, o peor aún como problemas enfocados solo en nuestro bienestar como sociedad.
Al contrario debemos entender que si un millón de especies se extinguen, nosotros seremos los que sufriremos las consecuencias, el planeta no se va a ir a ningún lado, y este encontrara la manera de llevar el equilibrio y seguir adelante, pero nosotros tal vez no lo hagamos. Un par de ejemplos sencillos son el caso de las abejas y de la pesca. Un artículo del New York Times menciona «el declive de abejas silvestres y otros insectos que ayudan a polinizar frutas y vegetales pone en riesgo hasta 577.000 millones de dólares en cosechas anuales.» En el caso de la pesca, el 33% de las especies de peces para consumo humano se extrae bajo métodos insostenibles, lo que provocará que los grandes bancos de peces en el mar disminuyan tanto de población como de tamaño hasta su posible desaparición. En ambos casos las decisiones que se han tomado en nombre del crecimiento económico a como de lugar, y de esta filosofía de extracción indiscriminada de los recursos naturales, a la larga, terminarán perjudicándonos directamente a nosotros y al modo de vida que tanto nos enorgullece.
El reporte nos insta de manera urgente a hacer cambios no solo a nivel gobierno, que, aunque son muy importantes las legislaciones que se puedan hacer para cambiar las regulaciones que rigen los procesos industriales o que protegen los habitats de especies en peligro. El cambio social es aún mas importante, es una batalla que también se lucha en la vida diaria y desde la voluntad de cada uno de nosotros como ciudadanos del planeta.
En una nota publicada por Ramiro Escobar la Cruz en el portal del periodico El País, comentaba «¿Se va a salvar el mundo usando bolsas de tela o llenando un bolsón semanal con plástico para reciclar? Sin duda, eso ayuda, pero tan importante como eso es recuperar, a nivel ciudadano, la experiencia real de la naturaleza.« el autor recalca «Si no conocemos, no amamos, no entendemos. Cuidar una flor, un colibrí, una abeja, un guacamayo, no es un mero acto de exotismo. Es una manera de salvarnos como especie, y de salvar al resto de seres vivos.«
Los esfuerzos mundiales suman, los esfuerzos individuales suman más, sin embargo para lograr ambas cosas debemos entender la importancia que tiene cada una de las especies que habitan nuestro planeta, todos somos parte de una gran cadena que es necesaria para la supervivencia de la vida tal como la conocemos. Comencemos a buscar el valor verdadero del planeta, reconectar con la naturaleza para poder hacer cambios profundos, con una raíz fuerte basada en la convicción, es la única manera de que nuestras intenciones realmente trasciendan, no solo a través de protestas si no a la acción perpetúa a favor de todos los seres vivos que habitamos este planeta.
Si nos interesa no solo podremos salvar a ese millón de especies en posible peligro de extinción, también podremos salvarnos a nosotros mismos.
Jorge es un entusiasta de la tecnología, el cine, la música, la historia y todo lo que sea consecuencia de la expresión del espíritu humano y de los esfuerzos por entender esa complicada naturaleza. Chacho para los amigos, Jorge busca poder lograr sus objetivos de ser un buen padre, ejemplo y amigo, mientras escribe, vive y supera sus numerosos obstáculos.