Es un honor para mí poder rendir homenaje a todas aquellas maravillosas mujeres que cada día van dejando huella en donde interactúan.
El camino no ha sido fácil, puesto que hemos tenido que ganarnos a pulso un espacio y darnos a conocer en él para tener igual reconocimiento que nuestros compañeros del sexo opuesto. Aún no podemos hablar de estar en iguales condiciones, pues hay mucho trayecto que recorrer. Es un trabajo que nos compete a cada una de nosotras desde el lugar en el que nos encontremos.
Lo grato, es encontrar ya, a muchas mujeres en aquellos lugares que eran exclusivos para los hombres; verlas interactuar, dirigir, proporcionar soluciones, contribuir, trabajar… es realmente una verdadera sinfonía.
A ratos, esta pugna por reivindicar nuestros derechos, nos ha llevado a desconectarnos de nuestra esencia porque muchas veces nos toca jugar varios roles. En los espacios laborales no es oculto para nadie, que una mujer con hijos pierde automáticamente la oportunidad de escalar una mejor posición en su carrera, derivado de ello, ¿cuántas mujeres han postergado o negado ya sea, su maternidad o la oportunidad de ver crecer a sus hijos?
Contradictoriamente, para aquellas que tienen la bendición de estar al frente de su hogar se ven restadas en su valor, gran trabajo que tienen que realizar al tener que lidiar con el día a día en su hogar.
Hemos visto como el pan de cada día el abuso continuo de toda índole e incluso feminicidios que han enfrentado muchas congéneres, y confirman que la igualdad y respeto de nuestros derechos de género se ven aún precarizados. Menos mal, algo de esto ha salido a la luz, gracias a la valentía de aquellas que han puesto sobre el tapete este tipo de abusos y limitaciones con el único fin de que ninguna otra mujer pase por la misma situación.
Por otro lado, hacer frente a la adversidad es una tarea que conlleva optimismo y compromiso en procurar dar un mejor fin a esta realidad.
Siempre es un buen momento para hacer una pausa y recapitular en dónde estamos paradas y hacia donde nos proyectamos, mirar cuántas cosas hemos podido alcanzar. Las alegrías recibidas y todo lo que aún nos falta vivir nos permite agradecer por cada uno de los pasos dados y estar conscientes que nuestra fuerza interna nos permite mover montañas.
La tenacidad nos caracteriza por el mismo hecho de sortear más de un obstáculo, como lo he mencionado; y aun así, siempre manteniendo la calidez para pintar una sonrisa en el rostro e iluminar nuestro entorno.
Podemos decir que somos protagonistas, que hemos cambiado la historia, el destino de nuestras propias vidas, pero no que somos el sexo débil ¡no!, aunque pueda confundirse, de pronto, debido a la dulzura de nuestro corazón y nuestra capacidad de dar amor.
Es momento de dejar de lado nuestras creencias y quizá, aquellas limitaciones para dar rienda suelta a la imaginación. Prioricemos nuestros sueños, lo que verdaderamente nos hace felices, pongamos en práctica todos nuestros talentos, dones, conectémonos con lo que somos y vivamos a plenitud ¡es nuestro derecho!
Tomemos a favor todo aquello que hemos aprendido, impulsémonos a un siguiente escalón, acostumbrémonos a tomar decisiones más a menudo y a tiempo y aprendamos del resultado de ellas, disfrutemos del camino, no vayamos aprisa compitiendo sin sentido, hagamos una pausa y soltemos aquello que nos ata y no nos permite crecer.
Con lo creativas que somos podemos encontrar la forma y si no la hay, la crearemos de todos modos para desplegar nuestras alas, libres y sin ataduras con el objetivo en la mira y con la intención de volar tan alto como lo queramos.
¡Feliz día mujeres por toda su contribución a la sociedad y por hacer posible que cada día sea mejor!