Las “democracias” latinoamericanas recuerdan con una serie de actividades festivas en este mes de septiembre la liberación del yugo imperial que les oprimía y al que se encontraban sometidas hasta principios del siglo XIX. De norte a Sur, desde México, con la conmemoración del “Grito de Dolores o de Independencia” -en las medianoches de cada 15 de septiembre- y que con el mismo dio inicio en 1810 la lucha independentista, pero consumada en 1821, aunque oficialmente sea celebrada cada 16 de septiembre); pasando por los países centroamericanos que en 2021 celebran el bicentenario; hasta Chile, con sus festejos los días 18 y 19 de septiembre.
Los países de la subregión latinoamericana celebran “a medias” pues de acuerdo a un reciente informe liderado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y presentado a mediados de abril en el marco de la VIII Cumbre de las Américas, el 23% de los latinoamericanos vive por debajo del umbral de la pobreza.
En primer lugar, estas efemérides deben servir como puntos de inflexión para reflexionar sobre la vasta diversidad -humana, ecológica, cultural, etc- en la zona y por lo tanto en la necesidad de trabajar más unidos con el propósito de construir una región que permita reconocerse en la diversidad y en donde las potencias latinoamericanas contribuyan a tender puentes para el intercambio de las mejores prácticas con los países más pequeños del istmo.
Las celebraciones deben ser un recordatorio “preciso” del llamado de los héroes independentistas desde sus orígenes a construir sociedades humanas liberadas de la opresión y del sometimiento a repúblicas extranjeras y construir lazos humanos en los que predominara la solidaridad y el respeto a los derechos de las personas a trabajar con libertad e independencia ante los contantes abusos de los representantes de las monarquías españolas y portuguesas.
Creo que el hecho de que, en el caso particular mexicano haya sido el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, -conocido a través de la historia reciente como “El Padre de la Patria”-, quien haya impulsado una efervescente resistencia y sublevación contra los “intrusos” españoles se convirtió en un referente central “inoculado” entre los líderes independentistas de Centroamérica para levantarse contra la tiranía extranjera; pero además sirvió como garantía de que históricamente no todo el clero católico legitima sistemas sociopolíticos que subyugan a la ciudadanía. Siempre ha habido líderes que se desmarcan del sistema y se reposicionan desde posiciones desventajosas para contribuir a reivindicar la lucha perenne y eterna por la justicia y la paz.
Por otra parte, siendo Latinoamérica un subcontinente habitado por unos 630 millones de habitantes, debería transitar hacia un mayor y flexible flujo de personas inter países para repotenciar los vínculos socioculturales de una región que sufre los embates racista-discriminatorios del líder estadounidense Donald Trump, que hasta la fecha, en el contexto de su gestión presidencial no ha realizado gira alguna por nuestra zona, quizás por una sobrecargada agenda doméstica que atender o demostrando a propósito -ya sea consciente o inconscientemente- una falta de cordura y “respeto”, reflejado en meses recientes con una incendiaria retórica antiinmigrante a países que históricamente han posibilitado su expansión cultural y comercial a costa de los pueblos originarios que se han visto imposibilitados para competir contra productos y producciones (tangibles e intangibles) sostenidas e impulsadas por técnicas y tecnologías digitales procedentes del horizonte anglosajón.
Para concluir, se podría decir que no hay independencia verdadera mientras no haya políticas públicas encargadas de redimensionar y rediseñar plataformas y prácticas prospectivas que permitan la construcción de escenarios aptos para la inventiva, lo cual implica mejorar los criterios de seguridad y lucha anticorrupción, además de acompañar a las comunidades con estrategias geo culturales para contribuir a la productividad respetando los usos y costumbres de los habitantes de naciones pluri-étnicas.