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Opinión

La improvisación, el sello de la Cuarta Transformación

>Mauricio Elías Mauricio Elías
diciembre 21, 2018

Son apenas 20 días que Andrés Manuel López Obrador gobierna el país, aunque parece que han sido más. López Obrador desde temprano establece la agenda política y económica del día, informa a la población de las acciones de gobierno y de los avances que se van teniendo en su mandato. No se sabe de dónde saca tanta energía el hombre de 65 años que prefirió vivir en su residencia particular que vivir en la toda lujosa ex residencia oficial de Los Pinos (hoy centro cultural) y ofrecer una conferencia todas las mañanas, “la mañanera” para rendir cuentas ante los medios de comunicación.

Hasta ahí todo bien, es el estilo de gobernar del primer presidente de izquierda del país, lo hizo cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal, lo hace ahora como presidente de la República. Este estilo, tan cercano a la gente y tan expuesto a la vez, incomoda a sus detractores, saben que una gran base popular lo respalda y está dispuesto a perdonar sus errores.

Pero ¿cuántos errores tiene permitido cometer el nuevo gobierno?

Una frase que por desgracia se hizo célebre fue la de Luis Videgaray cuando asumió como canciller al señalar que él había llegado a la cartera de exteriores a aprender. El gobierno de López Obrador no solo ha llegado a aprender sino a improvisar.

El error y la improvisación han marcado los primeros 20 días de la actual administración, primero fue al mandar la derogación de la Reforma Educativa que por “un error mecanográfico” se borraron las precisiones sobre la autonomía de las universidades e instituciones de educación superior.

No pasó ni una semana, cuando al presentar el Presupuesto de Egresos de la Federación, la secretaría de Hacienda recortó recursos a las principales universidades y centros de investigación del país, sin alguna justificación plausible. Y no solo eso, recortó recursos a la Cultura, el medioambiente, programas de ayuda a discapacitados y un largo etc.

Es por demás entendible que después del dispendio llevado a cabo por el gobierno de Enrique Peña Nieto, el cual aumentó la Deuda del Sector Público Federal[1], en alrededor de 12 por ciento con respecto al PIB. El nuevo gobierno optara por tomar una postura más austera, al menos en el papel, lo cual es plausible, pero cuando se analiza a detalle, es evidente que las cosas se están haciendo mal, con errores e improvisando.

Es evidente que López Obrador hace del error un activo, un acto proselitista, comete supuestos errores y los rectifica, aduciendo que escuchó al pueblo y es el pueblo el que manda. Dice que todos cometemos errores y que solo las divinidades no los cometen, con esto pone la investidura presidencial en un nivel terrenal, cosa que gusta a sus seguidores pero no a una gran parte de la población que ve en el nuevo gobierno un grupo de funcionarios improvisados.

 


Referencias

[1]Solo se considera la deuda del gobierno federal sin incluir las deudas de los estados y municipios.