Los demonios a través de la historia humana - Pt. 1 | LandingMx

Historia

Los Demonios en la Historia – Pt. 1

>Roxana Álvarez Roxana Álvarez
junio 20, 2017

El bien y el mal son una dualidad presente en todas las civilizaciones. Sus representaciones, expresiones y símbolos acompañan nuestra vida, y por ende, nuestra historia. Vida y muerte, cielo e infierno, Dios y el demonio. La naturaleza humana es violenta, malvada, ambiciosa.

Sentimos miedo, terror, angustia, desesperación, dolor, y tenemos la necesidad de creer en algo; aunque tal vez se trate de un ideal. No podemos concebir que cosas terribles sucedan y no haya un castigo para ellas. El infierno, el demonio, Lucifer; todos estos elementos nos permiten dotar de sentido y densidad la creencia mayor en el bien, la bondad, redención y esperanza. Este será el primero de tres textos breves en los que la intención es brindarles un recorrido por la historia del demonio.

demonios

 

Las religiones y sus textos fundacionales son una rica fuente si se trata de emprender una búsqueda del ser maligno. Pero hay más. La oralidad, la cultura popular, las artes, el folclor; en toda expresión humana podemos descubrir al mal y a su expresión demoníaca por excelencia.

Por ello que en la Biblia encontremos más detalle del infierno que del cielo, pues el bien no es cuestionable. Pero ¿cómo sabemos que existe? Justamente ese ha sido el mayor propósito; identificar al mal y dotarlo de un nombre y un espacio concretos: diablo e infierno. Si no existiera esta dualidad ¿cómo codificar las conductas humanas? Esto explica que todas religiones contemplen la existencia del demonio y más. Eventualmente esto ayuda a que la muerte sea menos aterradora, pues se puede acceder a una extensión de la misma: el más allá.

demonios

 

Las religiones paganas o folclóricas de la antigüedad también dan cuenta, a su manera, del bien, del mal y del anhelo por la vida después de la muerte. Hablemos de un caso concreto: el Libro de los muertos. Esta creencia explica la preocupación por la conservación del cuerpo, de ahí las grandes pirámides y los avances en los procesos de momificación.

Se suponía que el camino al más allá estaba llenó de desafíos y había que comprobar ante la deidad del inframundo (Osiris, dios egipcio de la muerte) que el corazón de las personas era puro, esto puesto en la balanza ante la presencia de Maat (diosa egipcia de la justicia, la verdad y el orden), contra una pluma de avestruz. Si la persona mentía, su corazón sería más pesado que la pluma y lo que seguía era aterrador: la terrible bestia Ammyt devoraría al sujeto al que además le esperaba una vida eterna poco placentera.

demonios

 

Asimismo, esta eterna lucha de fuerzas supuso una construcción social e institucional muy concreta: las leyes y el derecho. Su propósito, desde la antigua Roma, no era cosa más que buscar la justicia, entendiendo a esta última como el “dar a cada quien lo que le corresponde”. Esto suena familiar ¿cierto? Actuaste bien, te corresponde el cielo, obraste mal, irás al infierno. Pero, ¿qué hay de esos espacios intermedios, como por ejemplo el purgatorio?

Volvamos a las leyes. Si cometes un delito, puedes ser sujeto de una condena y pasarás algún tiempo en reclusión. Ahora pensemos nuevamente en la teología; si llevaste una vida relajada pasarás algún tiempo en el purgatorio pero luego podrás alcanzar la redención. Entonces, el infierno no es otra cosa que una construcción que, de forma nada sutil, invita al orden y a la disciplina.

demonios

 

Pensemos en el Antiguo Testamento. Dios es un gran juez, pero no cualquiera. Es violento, cruel, iracundo e incluso despiadado. Como ejemplo pongamos al pobre de Job, quien por un macabro juego recibe todas las desgracias posibles, con la única condición de que sus agonías no supongan su muerte. La justificación detrás de este reto entre Dios y el Diablo es descubrir qué motiva a Job, es decir, si tras perder todos los satisfactores seguirá siendo un “hombre bueno”, fiel creyente de los designios del Señor.

Este Dios está muy alejado del que nos muestra el Nuevo Testamento y justo por esta transición; a un ser superior benevolente, pacificador, comprensivo, fue que el demonio saltó a la escena en el mundo medieval. Iglesias, retórica, discursos, pintura, arquitectura. Todo se volcó a mostrar las desgracias, sufrimientos y torturas del infierno. No por nada los predicadores invitaban constantemente a los feligreses a pensar en la muerte con frecuencia.

demonios

 

No obstante, el cambio de la personalidad de Dios no se entiende sin la historia. En un contexto de guerras, de violencia y  luchas, no era concebible la imagen de un Dios amoroso, uno que siempre “pone la otra mejilla”. De esto hablaremos en nuestra siguiente entrega, pero entes de concluir, permítanme comentar sobre los santos. La vida de cada uno de ellos y sus historias son fascinantes, y nos muestran claros ejemplos de la presencia demoníaca en la vida de las personas y de las posibilidades de redención.

San Julián, era un hombre joven, industrioso y también un guerrero. Una madrugada volvió a casa y encontró a dos personas en el lecho, la irá se adueñó de él, sacó su espada y cometió acaso uno de los mayores pecados: parricidio. No era su esposa y un amante, eran sus padres, quienes estaban pernoctando en su casa. ¿Cómo se salvó del infierno san Julián?, pues al entregar su vida al arrepentimiento y a la penitencia. Atendió a leprosos, enfermos y pobres. El demonio lo tentó, él sucumbió pero se arrepintió, por ello no fue devorado por las fauces de ningún demonio.

demonios

 

Como de costumbre, los invito a las actividades que realiza la Academia Mexicana de la Historia, en particular al ciclo de proyección de películas, “Los demonios en la historia” que proyectará cintas como Juana de Arco, Los demonios, Las brujas de Salem, entre otros, y tendrá lugar todos los miércoles del mes de julio a las 17 horas.

Dejanos un comentario
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad