La Ley de Seguridad Interior (LSI) establece el procedimiento con el que el presidente de México podrá ordenar la intervención de las fuerzas armadas en algún punto del país, cuando se identifiquen “amenazas a la seguridad interior”, y, las capacidades de las fuerzas federales o locales resulten insuficientes para hacer frente a “la amenaza”.[1]
Este artículo se ha reescrito. Esta mañana se leyó en un periódico local: “Instructor de la Academia de Policía fue el asesino en el incidente de tránsito”[2]. En días recientes, al terminar un partido de fútbol, un miembro de una agrupación de porras decidió bajarse de su automóvil para reclamar un “cerrón” al piloto del automóvil frente a éste. El resultado fue un balazo inmediato que privó de la vida al joven que inició el altercado. Lo triste del asunto reside en que en quien hemos depositado nuestra confianza se ha convertido en nuestro amigable verdugo.
El rostro del asesino se muestra apacible y cuerdo en cierto video de agradecimiento donde manifiesta su gratitud por una beca recibida.[3] Hemos cruzado el mar confundiendo al cielo.
Nos ocupa la LSI recientemente aprobada. A la mayoría de los mexicanos les preocupa dicha aprobación de ley; corrijo, a la mayoría de los mexicanos que tienen espacios en los medios de comunicación, les preocupa. Corrijo por tercera y última vez: la mayoría de los mexicanos expresa ideas de preocupación, tensión, miedo y rechazo a dicha ley.
Si nos preguntamos cinco veces por qué, tendríamos un resultado como el que sigue. ¿Por qué se difunde un miedo generalizado a la aprobación de la Ley General de Seguridad Interior? Porque se teme que existan atropellos y abusos hacia la sociedad, que queden impunes. ¡Perdón, pero eso no sucede en México! Este es un país de paz, donde no pasa nada.
Segunda vez: ¿Por qué se teme que existan atropellos y abusos hacia la sociedad, que queden impunes? Porque la gente tiene en la memoria aún presente a Tlatelolco, Atenco, Ayotzinapa, Acteal. ¿Por qué? Porque las mismas condiciones sociales persisten en México, siendo la base el robo de cultura a los legítimos pobladores de México. ¿Y por qué? Porque la verdadera cultura en México no tiene que ver con sistemas capitalistas neoliberales, sino que se basaban en pilares que les trascendían como seres humanos limitados, perfectibles, pero armónicos en su convivencia – porque el verdadero mexicano es un hijo de la chingada -. ¿Y por qué esas mismas condiciones sociales y la sarta de cosas que dije, aún persisten? Vaya a saber usted.
¿Por qué tenemos miedo de una Ley que intentará contrarrestar al Narcotráfico y el crimen organizado? ¿Por qué pensamos que esos militares van a tomar control de nuestras calles y entrarán a violar y asesinar a las mujeres de nuestras tribus? ¿De dónde sacamos que van a entrar a nuestras casas a torturarnos? ¿Hemos visto a un militar torturando, secuestrando, asesinando y violando? No neguemos que suceda, pero tampoco afirmemos lo que nos dicen los medios de comunicación, no vaya a ser que Frida nos recuerde la inocencia perdida, otra vez.
El problema no está en la bomba, sino en el corazón del hombre.
Albert Einstein
Y será el sereno, querido lector. Mi casa se derrumbó en el temblor del 19 de septiembre, y quienes vinieron a mi auxilio fueron un grupo de militares que arriesgó su vida por sacar escombros y computadoras aplastadas, ni siquiera seres humanos.
La plena convivencia con ese grupo de hombres y mujeres maravillosas me ayuda a no temer a dicha ley aprobada. Tlatelolco, Atenco, Ayotzinapa y Acteal siguen en nuestras memorias porque permitimos que las condiciones sociales de desigualdad permanezcan. Ojo, ese es nuestro pedo, no del gobierno. El gobierno, gobierna, pero no regula nuestras vidas, no nos dice qué tan ojetes o justos debemos ser con nuestros cohabitantes.
El gobierno no educa, somos nosotros. Pensamos que es obligación de la SEP otorgar educación de calidad a todos los mexicanos y armamos una fiesta para celebrar los desatinos de un libro de texto con faltas de ortografía, pero al mismo tiempo somos uno de los países con los índices más bajos per cápita de lectura. Compárese con los argentinos, querido lector, que devoran un promedio de 21 libros al año. ¿Cuánto leemos?
Voy a darle el voto de confianza a esos seres humanos que obran con honor. Los despreciables también están ahí, y están aquí. Comencé escribiendo sobre una persona que entrena a jóvenes novatos e inocentes en el uso de las técnicas de fuerza para el combate. Ese que forma un joven al salir de un partido de fútbol se convierte en un asesino inmediato de corazón frío. La verdad me preocupa más lo que ya está sucediendo, que pensar en lo que podrá venir.
Vaya usted a ver este video de cierto chamaco youtuber que se disfraza de vagabundo y entra a cierta tienda a comprar un teléfono celular con el logo de una manzanita de Zacatlán. Según el chavo, el chiste de su video es provocar el asombro de los empleados de la tienda al ver que un “vagabundo” puede adquirir una máquina como tal.
Cuáles son las bases que fundamentan dicho video: la desigualdad, que existe y es la que nos provoca observar a los habitantes mexicanos en situación de calle como seres despreciables y lejanos.
La primera toma de dicho video, o una de las primeras, es una gran panorámica de la fachada de la tienda en una calle perfectamente ornamentada y diseñada. Esa calle no es para alguien que vive en la calle, y por eso se necesitan esos militares, para remover de nuevo hacia las afueras a quienes de una u otra forma, tarde o temprano reclamarán lo que es suyo; no las tierras, pero sí un modo de vida digno, con acceso a la cultura.
En resumidas cuentas, tenemos miedo de que quienes tomen el control de las decisiones, aquellos que pondrán más armas en las calles, tengan el mismo corazón que nosotros. Nosotros, usted y yo, que preferimos nuestra propia seguridad interior, el exterior no nos importa.
¿Por qué nos preocupa tanto la aprobación de la Ley de Seguridad Interior? Fácil, porque pondrá los corazones de todos nosotros a prueba, y ahí sí que tenemos un problema.
Referencias
[1] Nota en el portal en internet de Animal Político: http://www.animalpolitico.com/2017/11/seguridad-interior-ley-puntos-clave/
[2] http://www.diariocambio.com.mx/2017/secciones/codigo-rojo/item/28165-instructor-de-la-academia-de-policia-fue-el-asesino-en-el-incidente-de-transito
[3] https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=2KRvlhr0IvM