Hace unas semanas la Ibero Puebla, en donde orgullosamente trabajo, ofreció una ceremonia religiosa “distinta”, debido a que integraron nuevos elementos dentro del ritual católico; la misa fue ambientada con canciones de Coldplay, banda británica de britpop, hecho que causó controversia. Me atreví a escribir sobre este acontecimiento unas semanas después, pues he seguido leyendo a personas aún indignadas.
La religión siempre ha sido un tema delicado. Nos enfrentamos a siglos de memoria histórica, en los que influyen factores sumamente importantes dentro de la identidad de la sociedad mexicana; fe y devoción. Sin embargo, si analizamos el acto de la “santa misa”, se puede encontrar una gran variedad de ceremonias dentro de nuestra cultura.
Dentro de las fiestas tradicionales que celebra la religión católica, se aprecian infinidad de rituales que no corresponden a esta doctrina, o bien, la interpretación es muy distinta. No obstante, sí refuerza la devoción popular dentro de una comunidad.
Me parece importante recalcar que la mayoría de nuestras festividades son tradiciones populares, en las que los participantes siguen patrones organizativos enseñados por los evangelizadores desde el siglo XVI, en la manera de práctica de la época.
De acuerdo con el erudito religioso Peter Antes estas tradiciones se dividen en cinco dimensiones que manifiestan:
- Sincretismo de las formas de culto y las creencias tradicionales
- Estrecha relación con los rituales festivos
- Reproducción de la religiosidad en nuevas generaciones
- Manifestaciones colectivas
- Vinculación con prácticas religiosas mágicas. (Antes, 1991, p. 28).
Hace un par de meses, movida por la obsesión de encontrarle un sentido al comportamiento de la sociedad decidí adentrarme a la teología. La religión siempre ha estado presente en mi cultura, una parte impuesta inconscientemente por mis padres y otra rebelde, que está en constante cuestionamiento de la misma.
Me resulta sumamente interesante analizar este acontecimiento, por el inmimnente ejercicio de una reflexión sobre la praxis histórica; siendo clave para comprender, desde un ámbito académico, acontecimientos que han marcado y creado identidad en la memoria de la humanidad.
Dentro de las culturas de oriente antiguo los sistemas de acción: “culto” y “justicia”, relacionado íntegramente como relaciones religiosas entre Dios y el ser humano. Si el concepto de justicia se relaciona al trato específico con lo divino, en este sentido se teologiza con la visión del mundo, la memoria cultural se expande y reproduce una conciencia que produce un sentimiento de unidad e identidad.
Esta memoria cultural ha permitido la permanencia de la religión cristiana por su configuración simbólica, y a su vez, esta fue la manera de conservar la memoria cultural que se ha ido reconfigurando bajo nuevos símbolos culturales.
Por otra parte, la memoria se reconstruye con las escenas que cada sociedad considera necesarias, y almacena; a lo que el profesor Assmann denomina: psicología profunda viéndolo como un fenómeno social que crece en nuestro interior, y venido desde afuera.
«Recién cuando la miramos desde afuera, la cultura nos muestra cómo es que la memoria le da forma.»
Jan Assmann, 1998
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Referencias:
Jan Assman. Moses the Egyptian, The Memory of Egypt in Western Monotheism, 1998
Peter Antes. Los estudios de la Religión / Religiosidad Popular en Alemania. Revista Latinoamericana de Religión y Etnicidad, Religiones Cuestiones Teórico-Metodológica..INI, México, 1991. Pp. 24-42