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Internacional

Prejuicios y miedos sociales hacia la migración

>Manfredo Martinez Manfredo Martinez
agosto 16, 2019

Actualmente el tema migratorio ocupa en las parrillas de programación de medios electrónicos, digitales e impresos a escala planetaria un lugar rutinario en la construcción de historias. Desde el desplazamiento forzado por variables de violencia y guerras hasta la migración en tránsito, siempre los medios de comunicación social buscan “retratar” una realidad que se vuelve “más dura”, en tanto los migrantes se alejan de sus comunidades de origen y se adentran en contextos socioculturales diferentes, en donde la falta de empatía y la xenofobia tienden a configurar escenarios de segregación social por las condicionantes de estos seres humanos (lo cual tiene que ver con sus niveles de competencias y el grado de integración cosmopolita e inventiva).

Evidentemente que la revolución de los medios de transporte y comunicación contemporáneos han posibilitado en las últimas décadas el génesis y desarrollo de la llamada “aldea global” (términos acuñado por Marshall McLuhan), que si bien es cierto contribuye a potenciar los intercambios culturales y el conocimiento universal de las cosas, pero se activa una especie de negatividad receptiva de grupos humanos provenientes del sur subdesarrollado, en una suerte de miedo y consecuente rechazo a los inmigrantes por el hecho de ser pobres, en otras palabras, la activación de la “aporofobia”.

No cabe dudas que esta situación muchas veces es impulsada a través de vibrantes retóricas mediatizadas por líderes ultranacionalistas de naciones desarrolladas que -en mi parecer-quieren gestionar una regresión a principios del siglo pasado, en donde la falta de medios masivos de largo alcance les impedía formarse una concepción “objetiva” del mundo; es decir, aislarse de “todo aquello” que no entra en sus “radares de pensamiento”.

Pienso que todos estos prejuicios y miedos sociales e inicios del odio a la inmigración están anclados en una forma de organización social arcaica, vinculados a la “explosión cultural” (Mithen, 1999)[1], lo cual necesariamente, en mi opinión, se ejercita una especie de selección e integración de aquellos “forasteros” que tengan las capacidades de ajuste e integración y asimilación de los códigos culturales de los territorios receptores de inmigrantes. En cambio, se “desecha” y “excluye” a aquellos seres vivientes que adolecen de los mecanismos y las respuestas apropiadas para formar comunidad.

En conclusión, creo que el miedo en sí mismo es un sentimiento humano que genera fricciones -como una especie de “mecanismo de defensa”- y constituye una amenaza a la movilidad, lo cual obviamente en nuestra generación es atentatorio al goce de este derecho internacional.

Posdata: El ex físico danés Niels Bohr afirmaba que, “predecir es muy difícil, y sobre todo el futuro”, no obstante, debido a la “gravedad” de los fenómenos medioambientales el profesor Norman Myers de la Universidad de Oxford vaticinó desde 2005 unos doscientos millones de migrantes climáticos (llamados “refugiados ambientales”) para 2050. Lo anterior viene a acrecentar la presión a la que es sometida la humanidad por razón de la migración tradicional (guerras e indiferencia social en torno a la falta de oportunidades en lugares originarios). Estos tres elementos entrelazados, de acuerdo con un mensaje de finales de julio por parte del Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, son causales que favorecen la trata de personas.


Referencias

[1] Mithen, Steve (199): Problem-solving and the evolution of human culture. Londres: Institute for Cultural Research.

 

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