Antes de iniciar la lectura, te recomiendo que si no has visto Once Upon a Time… in Hollywood, pares de leer aquí. Pues es un texto que contiene spoilers y es necesario haber visto la película, así como otros films de Tarantino para entender lo que a continuación expondré.
El trabajo de Tarantino en la década de 1990, desde Pulp Fiction hasta Jackie Brown, provocó una revolución menor en la forma en que empleamos el lenguaje cinematográfico. Hoy en día, vemos su influencia en todas partes, incluso sus mayores críticos no lo negarán, pero ¿cómo te mantienes fresco en una industria cuando ya te has consagrado en su historia? ¿Y qué pasa cuando el cine sigue sin ti? Cuando The Hateful Eight de 2015 se encontró con reacciones mixtas tanto de los críticos como del público, esas preguntas parecían ser justas. Ahora, en su novena (y supuestamente penúltima) película, Once Upon a Time… in Hollywood, Tarantino aborda esas ideas de inseguridad creativa de frente.
Ambientada en 1969, esta película cálida y profundamente nostálgica elogia al clásico vaquero de la pantalla, cuya posición como el gran héroe estadounidense había comenzado a desvanecerse. También está plagado de la ansiedad de sentirse dejado por el mundo y, por lo tanto, es la película más cruda y personal de Tarantino hasta la fecha. El problema es que hay una renuencia a traicionar este hecho en la pantalla, por lo que Tarantino, en Once Upon a Time… in Hollywood se ve abrumado por los intentos de ofrecer una declaración cultural más amplia que nunca. El filme presenta un choque poco armonioso entre dos ideas separadas: las ansiedades personales del director y la verdadera historia de finales de los años sesenta.
La película ofrece dos narraciones separadas que parecen estar interrelacionadas por el destino. En primer lugar, están las dos creaciones de fantasía de Tarantino: Rick Dalton (Leonardo DiCaprio), que ha salvado el día muchas veces como la estrella de la Bounty Law (Ley de recompensas) de la televisión, pero no tiene mucho que mostrar, y su especialista Cliff Booth (Brad Pitt). En palabras de Rick, Cliff está “destinado a ayudar a llevar su carga”. Es su mejor amigo, bueno, solo amigo y muleta, y ha estado conduciendo a Rick por la ciudad desde que le revocaron su licencia. Mientras que Rick puede vivir en el lujo de las colinas de Hollywood, Cliff conduce un viejo automóvil desvencijado y vive en un remolque con su perra, Brandy. Sin embargo, lo que ofrece el actor es un escudo contra la peligrosa reputación que Cliff se ha ganado, ya sea de manera justa o injusta (Tarantino deja esto abierto a la interpretación).
A pesar de estar unidos por su propia desgracia, la de ellos es una amistad dulce y genuina, electrificada por el hecho de que la están jugando dos de las más grandes estrellas vivas de Hollywood. Es la primera vez en sus carreras que los dos se han emparejado y se les ha dado rienda suelta para flexionar a sus personajes descomunales. DiCaprio está todo preparado, intensidad estudiada. Pitt tiene las sonrisas fáciles y el encanto relajado. Es emocionante verlo.
La segunda historia paralela en Once Upon a Time… in Hollywood es veraz (o tan veraz como puede ser, después de recibir uno de los cambios revisionistas de Tarantino, a la Inglourious Bastards y Django Unchained). La casa de al lado de Rick se ha convertido recientemente en la casa de la actriz Sharon Tate (Margot Robbie) y su esposo, el director Roman Polanski (Rafał Zawierucha).
Para aquellos que conocen su historia de Hollywood, esa dirección era 10050 Sky Drive. El 9 de agosto de 1969, tres seguidores del líder del culto Charles Manson entraron a la propiedad y asesinaron brutalmente a todos sus ocupantes: Jay Sebring, Wojciech Frykowski, Abigail Folger y Tate, que estaba embarazada en ese momento. Tarantino establece su película en los meses previos al crimen, dejando que la tensión aumente, como nubes de tormenta rodando para causar estragos en el idealismo de “paz y amor” de la década. Hay una cualidad deslumbrante en cómo filma la película, incluso en sus momentos más felices, ya que la cámara se cierne sobre los futuros sitios de muerte y destrucción, y se produce un enfrentamiento incómodo en la sede de Manson en Spahn Ranch.
Es una tensión que también se siente en el mundo de Rick, ya que él y Cliff simbolizan los últimos jadeos del Hollywood clásico, amenazados por los enfrentamientos intergeneracionales de la década y el surgimiento de la contracultura. Como muchos han teorizado, los asesinatos de Manson y la paranoia que provocaron, cimentaron los albores del más audaz y melancólico New Hollywood. Tarantino llora lo que se perdió e idealiza a sus dos héroes al extremo, incluso en una escena en la que Cliff supera a Bruce Lee (Mike Moh) en una pelea, un momento que existe solo para elogiar las habilidades de un doble sin nombre.
Sin embargo, dice cuán fácilmente Rick y Cliff pueden alinearse con el mismo Tarantino. Una escena de una de sus viejas películas ve a Rick soltar un lanzallamas en una habitación llena de oficiales nazis, en un guiño directo a Inglourious Bastards, mientras que la serie occidental en la que están trabajando se siente demasiado sombría y brutal para la televisión diurna, teniendo más en común con un western revisionista como The Hateful Eight, para una película que está tan obsesionada con los detalles de la época, no hay forma de que sea una coincidencia. En un momento, los miembros de Manson teorizan que es la violencia que crecieron viendo en programas de televisión como Bounty Law lo que los convirtió en asesinos, una alusión también, a las décadas de críticas que Tarantino ha enfrentado por sus películas.
No hay duda de que el director siente mucho por Tate y la escena más tierna de la película la ve entrar en un cine local para ver su película The Wrecking Crew. Robbie cobra vida en su actuación aquí, mientras se ríe y se sonroja cuando la gente aplaude, casi llorando al saber que ha tenido un impacto (por pequeño que sea) en el mundo. Pero esta escena es realmente la única humanidad que Tate ha dado. Ella es un símbolo, como todos los demás en la película. Y si bien el final conlleva riesgos que inevitablemente dividirán al público, existe un problema en cómo se convierte la historia de Tate sobre Rick y Cliff, y todo lo que representan. No se trata de ella o de la brutalidad que sufrió (es difícil pensar que Tarantino tuviera violencia contra las mujeres en primer plano, teniendo en cuenta que Emile Hirsch, quien fue condenado por asalto en 2015, fue elegido el amigo cercano de Tate, Jay Sebring).
En conclusión, Once Upon a Time… in Hollywood, se trata de décadas de carrera cinematográfica de Tarantino, luchando con las preocupaciones de haber llegado al final de sus días de gloria. Y para crédito de él, incluso si la película confunde su mensaje, esta cinta contiene suficiente material para demostrar que esos temores son infundados.
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Jorge se define, a sí mismo, como un hombre apasionado por todo lo que hace. Acepta que el deporte le ha dado muchas enseñanzas, como el compañerismo y el trabajo en equipo del basquetbol y el futbol americano. Es un apasionado de la lectura. Comunicólogo de carrera, RP de profesión. Rockero y PUMA de corazón, orgullosamente hecho en CU
