Si analizamos las raíces griegas de donde proviene la palabra política (La Politeiao teoría de la Polis, teoría de la ciudad) y la frase que origina el verdadero espíritu de lo que tendría que ser dicha palabra, es decir, politiké techne, que concretamente significa “el arte de vivir en sociedad”, podríamos considerar que, el fin último de la política debería ser el de crear una sociedad unida y sana.
Nada más alejado de la realidad actual, no sólo en México, sino en el ejercicio de la política en sí mismo. Hoy en día no se contrastan ideas que busquen regenerar o mantener estructuras sociales funcionales, por el contrario, se enfrentan visiones sesgadas de diversos modos de entender una misma sociedad, ideas acerca de un país y de sus habitantes desde la experiencia solo de ciertos grupos, o peor aún, opiniones personales de algunos individuos sobre una sociedad idealizada que no siempre funciona en la realidad, estas visiones, por sesgadas y enfrentadas, son en términos generales, no aplicables.
¿Por qué el ejercicio de la política se ha convertido en un oficio faccionario? Pienso que es particularmente porque la sociedad presente está fragmentada, se maneja la idea de la tribu, pero no desde el concepto del hombre frente a la naturaleza, o de éste frente a otros de su especie en lucha por los recursos para la supervivencia, como era en la antigüedad, sino, la de la tribu frente a otros hombres en defensa de ideologías que son más cercanas a formas de organización económica (capitalismo y socialismo) y que fomentan, ambas, más el individualismo en su forma egoísta, que conceptos verdaderamente humanistas y reflexivos, los cuales serían los únicos que realmente podrían eliminar a esta tribu para crear, por fin, al individuo social, independiente, con capacidad de autocrítica, de pensar en el bien común, de adaptación y sí, también del sacrificio consciente.
Con lo anterior, no quiero decir que los conceptos que actualmente nos venden como humanistas o socialmente justos lo sean realmente, muchos de ellos están relacionados con las dos grandes ideologías económicas de la historia, capitalismo y socialismo, mismas que tuvieron, y tienen, preceptos que de origen podrían funcionar, pero que no lo hacen porque sencillamente no se conectaron con esa esencia humana que los hubiera validado, tampoco se pudieron defender contra la tentación de la corrupción de las ideas, propia del ser humano.
Las sociedades al no interrelacionarse y no defender estas ideologías de forma humana, han logrado que las dos estructuras estén rebasadas y sean poco, o nada eficaces, y de paso, tremendamente injustas y desorganizadas.
Podría extenderme mucho en el asunto, es un tema muy profundo, con diversas aristas de estudio, sin embargo, la idea de este artículo es ofrecer una opinión, sugerir que pensemos, ahora que tenemos de nueva cuenta un proceso electoral en nuestro país, en algunas cosas importantes que solemos no analizar acerca de la política y que son necesarias a la hora de tomar decisiones con miras a la creación de una sociedad humana y de individuos sociales.
En este sentido, he aquí mis reflexiones:
1. No importa qué partido político gane, siempre habrá perdedores. Eso es algo que podría parecer tonto decirlo, pero no querido lector, quizá usted piensa en los perdedores lógicos, los que pierden privilegios y dejan de tener capacidad de acción (el acceso al poder y al dinero), pero eso es verlo en los términos explicados anteriormente, basados en la ideología económica, importantísima por supuesto, pero que no es lo único que deberíamos de considerar al votar. Tenemos que ser claros. Bajo las condiciones sociales modernas, los que buscan un puesto de gobierno, no sólo quieren dinero, anhelan el poder de crear su propia versión de lo que a ellos les gustaría que fuera la realidad social, el poder de hacer,mismo que, si no está visto realmente bajo la esencia de lo humano, sólo será un placebo para los males de la sociedad y un medio para que una facción de ésta sea la beneficiada, facción a la que quizá, usted y yo, no pertenecemos (aunque crea lo contrario, puede llevarse una sorpresa).
Las preguntas son las siguientes, ¿el candidato por el que está votando ofrece en realidad un plan de acciones en el cual usted tiene cabida para desarrollar lo que piensa que debe ser su vida?, pensando que así fuera y que el candidato por el que votará tiene propuestas que mejorarán su desarrollo como ciudadano, le pregunto, ¿estas propuestas alcanzan a sus seres queridos, si es que los tiene? porque puede ser que en su caso, el plan de gobierno que está eligiendo le resuelva la vida y cumpla con sus expectativas, pero piense que siempre habrá alguien que saldrá perjudicado con las decisiones que un gobierno tome, hablo de aspectos incluso vitales para la coexistencia pacífica o la supervivencia de un individuo, ¿qué prefiere usted?, ¿su desarrollo individual a corto plazo o sentar las bases para una verdadera ruta de desarrollo?, ¿felicidad ahora o trabajo para el futuro con los sacrificios que eso conlleva?.
2.- Los políticos no gobiernan, administran. De una vez y por todas deberíamos quitar de nuestro vocabulario la palabra “gobernante” para referirnos a ellos (los políticos), ya que son administradores. Como su nombre lo dice, administran nuestros recursos. Se habla últimamente, y mucho, de la rendición de cuentas, no me cabe duda de que hay organizaciones civiles que han hecho cosas valiosas al respecto, pero el exigir esto debería de ser labor de todos y cada uno de nosotros en todo momento; se empieza por cambiar el concepto que tenemos hacia este tipo de puestos.
3.- El presidente no es un dios, no es un santo y las decisiones que se toman durante una administración no salen todas de él. Los rumbos de las políticas públicas son definidos por un grupo de trabajo muy grande, que abarca al gabinete, asistentes, subdirectores, mandos medios y burocracia. Teniendo esto en consideración, la responsabilidad sobre una decisión recae sobre toda la línea de trabajo, a todos estos trabajadores se les debe de exigir la explicación sobre una decisión. Es muy peligroso que pensemos que un solo hombre es fuente, motor y semilla de todas las decisiones que se toman durante una administración.
4.- Por último, siempre desconfiemos de las personas a las que encargamos la administración del país. Sólo podemos decir que un individuo ha realizado un buen trabajo hasta que lo entrega, y para saber si funcionó debemos estar al pendiente de ese trabajo, la forma de hacerlo es no confiar plenamente en lo que se nos dice y ejercer una verdadera vigilancia ciudadana, siempre.

Roberto es pintor y dibujante, tiene una identidad secreta como diseñador gráfico. Su sueño; que algún día una editorial publique un libro con sus cuentos. No le gustan las narraciones tiernas, panfletarias, sencillas, abiertamente dramáticas o simplemente rebeldes.