En la primera parte de este artículo, revisamos qué son los ritmos circadianos, en la segunda parte vimos cómo funcionan los ritmos circadianos y los beneficios metabólicos del ayuno, en este última parte, veremos cómo el ayuno intermitente puede ayudarnos a disminuir la obesidad y controlar la diabetes.
La insulina es la hormona que regula la absorción de la glucosa en las células de nuestro organismo, la secreción de insulina y la sensibilidad (la habilidad de las células de responder a esta hormona), tienen un patrón circadiano que disminuye a lo largo del día y hacia la noche. Durante la noche se secreta hormona del crecimiento que contrarresta la acción de la insulina. Los alimentos que se consumen por la noche tienen entonces un efecto en el que la glucosa postprandial (después del alimento) se mantiene más elevada que después de un alimento durante el día, a la larga esto incrementa el riesgo de padecer diabetes tipo 2, por eso se sugiere que los alimentos de la noche sean más ligeros [1].
Uno de los regímenes de ayuno que se ha estudiado en la obesidad o diabetes es el del ayuno intermitente, que significa incrementar las horas de ayuno y disminuir la ventana de tiempo de alimentación, existen diferentes tipos, pero en general lo que se hace es que se prolonga el ayuno de la noche.
Un hábito normal es cenar justo antes de dormir y desayunar inmediatamente al levantarnos, es decir que el ayuno solo duró el tiempo que pasamos durmiendo (normalmente unas 8 horas, si bien nos va). En el ayuno intermitente se pretende que el ayuno dure unas 16 horas. No es tan difícil como parece, por ejemplo, si la última comida del día fue alrededor de las 6 PM, la primera del siguiente día puede ser a las 10 AM.
Lo más importante es que durante el tiempo de alimentación no se incremente la ingesta de calorías, debe mantenerse en el nivel adecuado para la edad y estado de salud de cada persona, también debe ser equilibrada, en el período de ayuno pueden consumirse bebidas sin calorías como agua, café o té sin azúcar ni edulcorantes.
La restricción calórica, como su nombre lo indica, requiere que se reduzca la ingesta calórica, estos modelos también han mostrado beneficios a la salud y pueden ajustar el reloj molecular. Los modelos animales son más estrictos, son realmente de restricción y no solo de reducción, sin caer en la desnutrición, pero en los pacientes es más difícil hacerlo.
Este modelo se parece más a lo que normalmente hacemos cuando hacemos una dieta ajustada por un nutriólogo, el objetivo es disminuir la ingesta alimenticia solamente a las calorías que requerimos, porque en la vida cotidiana tendemos a consumir más de lo que necesitamos.
Tanto la restricción calórica como el ayuno intermitente tienen además la ventaja, o mejor dicho el objetivo, de que limitan la ventana temporal de alimentación a solo el día, que es cuando el metabolismo es más activo, por eso comer tacos todos los días en la madrugada es un hábito muy poco saludable. Ambos regímenes han demostrado que ocurre una disminución en los niveles de glucosa en ayuno y postprandial y mayor sensibilidad a la insulina, el régimen de restricción calórica reduce tanto la masa grasa como la masa muscular, mientras que el ayuno intermitente mantiene la masa muscular, pero si disminuye la masa grasa [2].
¿Cómo se pueden aplicar a la práctica estos modelos? La forma más sencilla es hacer lo que siempre nos recomendó nuestra abuelita y consumir nuestros alimentos más o menos a la misma hora y no saltarlos. Lo que discutimos aquí son tratar de aumentar la ventana temporal del ayuno nocturno y reducir la ingesta calórica. Para mejores resultados se requiere realizar ejercicio dentro de un horario lo más fijo posible. Claro que siempre puede haber excepciones, una boda o las vacaciones no van a afectar mucho, pero la disciplina es indispensable. Si vemos ninguno de estos modelos trata de descubrir el hilo negro, si queremos mantener un peso adecuado y permanecer metabólicamente saludables tenemos que alimentarnos bien y ejercitarnos. En este caso hacemos énfasis en la importancia de mantener a nuestro reloj biológico funcionando perfectamente a través de mantener hábitos saludables.
Lo más importante es que ninguno de estos regímenes promueve ni la anorexia ni la bulimia, nunca se debe caer en desnutrición o en actividades que dañen la fisiología de ningún tipo. En cualquiera de los casos es necesario consultar a un nutriólogo y realizarse estudios médicos con frecuencia para monitorear el estado general de salud, además para poder hacer un análisis personal de qué tan bien funciona.
Como pilón, otra de las aportaciones importantes que tiene el entendimiento del reloj molecular es el manejo temporal de los tratamientos farmacológicos para enfermedades como el cáncer. Por ejemplo, se sabe que la inversión en los patrones de luz y obscuridad pueden promover el desarrollo de cáncer, porque los genes que participan en el control del reloj, cuando no son regulados, modifican la división celular y la muerte celular programada, entonces se favorece el crecimiento de células dañadas (células cancerosas). Este campo de investigación se llama cronoterapia, es muy importante porque estudia los efectos de la administración de los fármacos en distintos horarios para asegurar que tengan el mejor efecto posible, no solo es aplicable a la quimioterapia del cáncer, si no al tratamiento de otras enfermedades que son influenciadas por los ritmos biológicos[3].
Referencias
[1]Li, G. et al.Intermittent Fasting Promotes White Adipose Browning and Decreases Obesity by Shaping the Gut Microbiota. Cell Metab.26,801 (2017).
[2]Patterson, R. E. & Sears, D. D. Metabolic Effects of Intermittent Fasting. Annu. Rev. Nutr.37,371–393 (2017).
[3]Santos, H. O. & Macedo, R. C. O. Impact of intermittent fasting on the lipid profile: Assessment associated with diet and weight loss. Clin. Nutr. ESPEN24,14–21 (2018).