A mediados de noviembre, los representantes comerciales de Canadá, Estados Unidos y México se sentarán de nueva cuenta para continuar con la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y aunque poco a poco van saliendo a la luz más revelaciones sobre esos diálogos, hasta ahora persisten más preguntas que respuestas.
En medio de la constante incertidumbre sobre el futuro del TLCAN, hasta ahora sabemos que para la quinta ronda de negociaciones, que se llevará a cabo en la Ciudad de México, los tres países hablarán sobre algunos de los temas que pueden llevar a una mayor confrontación.
Desde que inició su campaña presidencial, Donald J. Trump ha mostrado su disgusto con el tratado comercial y ha mencionado, en repetidos foros, que no dudará en sacar a Estados Unidos si las renegociaciones no le satisfacen.
Trump, quien se considera un gran negociador, ha mantenido un tono duro frente a sus socios comerciales de Norteamérica. En repetidas ocasiones ha dicho que el TLCAN ha beneficiado más a México y Canadá, frente a Estados Unidos y ha mostrado su interés en reducir el déficit comercial de su país.
Más allá de la ignorancia que ha mostrado Trump (y su equipo de asesores económicos y comerciales) por considerar al déficit estadounidense como algo malo y culpar al TLCAN por ello, el presidente estadounidense, además, espera que todas las plantas manufactureras que han dejado Estados Unidos regresen a su país.
Trump se ha concentrado en la manufactura de vehículos y autopartes y es en este punto donde los negociadores comerciales llegarán a terrenos ríspidos en la próxima ronda.
Sin embargo, no es claro hasta dónde va a ser capaz de llegar el gobierno de Trump en lo referente al TLCAN. No es seguro que opte por retirar a Estados Unidos o si su vehemencia contra el acuerdo comercial solo es una técnica para negociar.
No obstante, el fuerte discurso de Trump contra el TLCAN podría ser también solo una forma de mantener contenta a su base electoral, quienes esperan que Trump cumpla con sus promesas de campaña y no han medido las consecuencias de una eventual salida del acuerdo.
Esta última hipótesis explicaría la razón por la que Trump constantemente amenaza con salirse del TLCAN pese a las preocupaciones que han mostrado diversos sectores económicos de Estados Unidos, como los ensambladores de automóviles, las empresas autoparteras o toda la industria agrícola de ese país.
Si los mismos agricultores y comerciantes en Estados Unidos le piden directamente a Trump que no retire a su país del TLCAN por los daños que les ocasionaría, ¿por qué el presidente insiste en que se saldrá?
Además, el gobierno de Trump busca implementar una regla de origen doméstico para la industria automotriz en las renegociaciones. Esa regla establece es un contenido mínimo de autopartes producidas en Estados Unidos para que un automóvil pueda exportarse a Estados Unidos sin barreras comerciales.
Una regla de ese estilo no tiene precedentes en algún acuerdo comercial existente alrededor del mundo, y todos los expertos han dicho que claramente es una propuesta proteccionista que debe ser rechazada por Canadá y México.
Así, para la industria nacional y para el gobierno actual era importante que el sector automotor estadounidense manifestara su opinión sobre esa propuesta.
Pocos días después, lo hizo.
En una carta pública al presidente, las asociaciones de la industria automotriz de Estados Unidos pidieron que no se estableciera una regla de ese tipo en el TLCAN, pero el gobierno de Trump parece no dar su brazo a torcer.
Si la misma industria estadounidense le pide a Trump que no modifique el acuerdo en ese sentido, ¿por qué Trump insiste en asegurar que más partes de los vehículos sean producidas en su país?
Hasta ahora todas esas preguntas parecen llevar a que Trump no escuchará razones y por el contrario hará lo que él considere conveniente –que no necesariamente será lo mejor para su país y para la región.
Hace unos días, el portal Inside Trade, especializado en noticias del sector comercial de Estados Unidos, reportó que Trump se reunió con senadores del Partido Republicano, quienes, preocupados, le pidieron que no sacara a su país del TLCAN y le advirtieron de los daños económicos que podrìa causar.
Trump, de acuerdo con Inside Trade, les respondió que confiaran en él, pues tenía que presionar a los gobiernos de Canadá y México para que aceptaran las propuestas de Estados Unidos sobre la mesa de negociaciones.
Trump ha dicho que esa es su carta para negociar en el TLCAN, falta ver si en realidad su estrategia termina por rendir frutos.
La quinta ronda de negociaciones a llevarse a cabo del 17 al 21 de noviembre, definirá el camino de las nuevas rondas pactadas para los primeros meses de 2018. Veremos qué pasa.

Jairo Ibarra es un economista egresado del ITAM con amplia experiencia en periodismo económico.