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Internacional

Russiagate: Cuando la fuente revela su nombre

>Jairo Ibarra Jairo Ibarra
julio 24, 2017

Tres semanas después de que Donald Trump tomó posesión como el presidente número 45 de Estados Unidos, surgió el primer escándalo por sus aparentes vínculos con el gobierno ruso, conocido como Russiagate. Su entonces asesor en temas de seguridad, Michael Flynn, renunció por haber mentido sobre un encuentro que sostuvo con el embajador de Rusia en Estados Unidos, Serguéi Kisliak.

Flynn, un general retirado del ejército estadounidense, dejó su cargo y levantó las sospechas acerca de si el Kremlin en realidad ayudó a Trump para llegar a la Casa Blanca y también acerca, de que si el presidente, o alguno de sus allegados, se coludió con los rusos durante la campaña presidencial.

Russiagate

Si bien, antes de entregar la presidencia Barack Obama dejó claro que en efecto los rusos habían interferido en las elecciones, aún no es claro si esa intromisión fue con el propósito de ayudar a Trump.

De ahí, que la renuncia de Flynn solamente dejó más preguntas que respuestas: ¿Trump recibió ayuda de los rusos?, y ¿si la recibió, lo sabía? ¿Qué recibe Rusia a cambio de ayudar a Trump? ¿Qué intereses tiene el presidente de Estados Unidos o su familia en Rusia?

Después de Flynn, medios estadounidenses han venido reportando que otros funcionarios cercanos a Trump, como el procurador general Jeff Sessions o su yerno Jared Kushner, han tenido contacto con los rusos, sin especificar de qué tipo de acercamiento se trata.

Trump además ha contribuido para aumentar la tormenta en la que se ha convertido su administración. Hace casi cuatro meses el presidente despidió al director del Federal Bureau of Investigation, o FBI, James Comey, sin un argumento sólido detrás de su decisión.

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Inmediatamente las sospechas surgieron, tales como el hecho de que para muchos Trump no estaba cómodo con la investigación que Comey, quien llegó al FBI nombrado por Obama, estaba adelantando sobre la participación de Rusia en las elecciones de 2016 y sus presuntos vínculos con Trump.

Así, el presidente llegó a, posiblemente, uno de sus escándalos más álgidos de su joven presidencia. Pocos días después del despido de Comey, el diario The New York Times reportó que el exdirector del FBI había escrito memos sobre sus conversaciones con Trump.

Un memo, en particular, fue filtrado a la prensa y llamó totalmente la atención de la opinión pública pues, en él, Comey revelaba que Trump le había sugerido que dejara de investigar a Flynn por sus vínculos con Rusia.

“Él es una buena persona”, le dijo Trump a Comey sobre su exasesor Flynn, de acuerdo con un memo escrito por el exdirector del FBI y filtrado al New York Times. “Espero que dejes ir esto”.

¿Por qué el presidente le estaba pidiendo al entonces director del FBI que dejara de investigar a un exasesor que tenía vínculos con el gobierno ruso? Y, en particular, ¿por qué existe ese memo de Comey sobre su conversación con Trump, y cómo llegó a la prensa?

Después de todo el revuelo que causó esa nota, la tensión fue cediendo poco a poco y llegaron unos días de mayor calma hasta junio. A principios de ese mes estaba agendada una audiencia pública de Comey quien, por primera vez, daría su versión de los hechos y saldría ante la opinión pública desde su salida del FBI.

Muchos esperaban que Comey dijera en qué iba la investigación de Rusia y por fin saber si el gobierno ruso ayudó a Trump y por qué.

El momento llegó, y Comey se sentó ante el comité de inteligencia del Senado. Ese día en las redes sociales circularon fotos de bares en Nueva York y otras ciudades al momento de la cita.

Eran las nueve de la mañana y muchos establecimientos ya estaban llenos. Se vendía cerveza, y por las fotos, pareciera que se trataba del Super Bowl o la Serie Mundial, no de Comey respondiendo preguntas de senadores curiosos. Los establecimientos estaban llenos, y todas las personas observaban atentos los televisores.

Si bien Comey no ofreció detalles por tratarse de una investigación en curso, sí habló sobre sus memos y dijo que guardó notas sobre sus conversaciones con Trump por tratarse de una persona que en el futuro podría mentir sobre el contenido de sus encuentros.

En medio de todas las preguntas que cualquiera puede hacerle a alguien como Comey acerca del caso de Rusia, este ofreció una revelación que para muchos pasó desapercibida pero que atrapó la atención de algunos reporteros.

Comey dijo que muy pocas personas sabían de la existencia de sus memos y había sido él quien los había filtrado a la prensa a través de un amigo que vive en Nueva York.

“Le pedí a un amigo que compartiera el contenido del memo con un reportero”, dijo Comey al Senado. “Se lo pedí, porque pensé que el memo podría impulsar el nombramiento de un consejo especial de investigación”.[1]

Comey lo logró. Casi inmediatamente el gobierno estadounidense nombró un consejero especial para investigar a Trump.

Así había llegado la información al Times. Comey, frente a millones de personas aceptó haber entregado sus memos a periodistas de ese diario a través de un amigo suyo, quien es catedrático en Columbia University.

Pocas horas después, medios estadounidenses reportaron que se trataba del profesor Daniel Richman, del departamento de derecho de esta universidad, ubicada en Nueva York. Los dos abogados habían coincidido en una etapa dentro de su carrera laboral en el FBI.

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Si bien hace unas semanas después, el medio de comunicación The Hill dijo que los memos contenían material confidencial —lo que haría la filtración ilegal—Richman rechazó esas acusaciones.

Es difícil que una persona con los conocimientos y la trayectoria de Comey no supiera qué podía o no filtrar.

Incluso Comey, dijo en su comparecencia que había escrito sus memos de tal manera que no contuvieran material que pudiera ser clasificado posteriormente. Él sabía que eventualmente sus memos podrían ser usados a su favor.

Ante el Senado, Comey dijo que la naturaleza de Trump era errática y que el presidente eventualmente podría mentir sobre sus conversaciones privadas. Los temores de Comey aumentaron tras su destitución, cuando Trump empezó a escribir diversos tuits en los que amenazaba a Comey diciéndole que más le valía que no tuviera grabadas sus charlas. La actitud de Trump impulsó a Comey a revelar su memo a la prensa y así, presionar a Trump.

De esta manera, se descubrió cómo el New York Times pudo obtener el memo y con ello abrir un gran debate sobre la razón por la que Trump le había pedido a Comey dejar de investigar a Flynn. Pocos días después el periódico habló con uno de los reporteros (Michael Schmidt) que escribió la nota.

¿Cómo recibió la noticia de que había sido el mismo Comey quien, a través de su colega de Columbia, había filtrado los memos?

Schmidt estaba en la sala a tan solo un par de metros de Comey. Él no tenía idea de lo que estaba por suceder, aunque sabía que la audiencia del exdirector del FBI sería un evento lleno de revelaciones.

“Yo estaba sentado tres o cuatro filas atrás de él”, dijo Schmidt en un podcast del Times. “Yo no sabía que con la filtración él buscaba que se nombrara un consejero especial”, continuó. Schmidt, sin embargo, sabía que el tema iba a salir en algún momento durante la audiencia.

Él sabía de la existencia de los memos y los estuvo buscando por muchos días con sus fuentes, muy probablemente por eso fue elegido para recibir la filtración. Hasta ahora esa ha sido la forma en la que el público ha podido saber una pequeña parte del desarrollo de la investigación sobre lo que ahora se conoce como el Russiagate.

Las filtraciones que terminan en la primera plana de un periódico sobre las irregularidades de un presidente de Estados Unidos no son nuevas. Así se desarrolló todo el Watergate en los años 70 y terminó con la renuncia de Richard Nixon. Claro que, en ese caso, la fuente principal de las filtraciones al periódico Washington Post, fue un funcionario de alto nivel dentro del, FBI conocido como Garganta Profunda, quien reveló su identidad décadas después.

 

Referencias

[1] Nota en el periódico inglés The Guardian: https://www.theguardian.com/us-news/2017/jun/04/james-comey-senate-testimony-donald-trump-russia-flynn