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Monday, January 27, 2025
Internacional

Se debe detener la retórica nuclear

>Manfredo Martinez Manfredo Martinez
marzo 17, 2018

La reunión acordada-comunicada públicamente el pasado jueves 8 de marzo en los jardines de la Casa Blanca, entre el presidente de Estados Unidos y el líder supremo  de Corea del Norte, Donald Trump y Kim Jon-Un, para mayo próximo y de la que ha hecho eco la prensa global, debe darnos pautas para entender y reflexionar que a pesar de las discrepancias y las divergencias incendiarias entre estos dos líderes internacionales-, la racionalidad y el diálogo deben ser las herramientas que guíen la voluntad humana en la construcción de reglas claras y consensuadas para mantener la paz y la convivencia pacífica mundiales y con ello terminar con las amenazas de un ataque nuclear. En suma, un halo de luz se enciende en el horizonte.

 

Las diatribas lanzadas de manera constante y recíprocamente encendieron las alarmas (entre otras frases, Trump llamó “hombrecito cohete” al líder norcoreano; entretanto, Jon-Un, señaló de “trastornado mental” al mandatario estadounidense). Esta efervescente retórica llamó poderosamente la atención, a escala planetaria (llamando a rezar en las iglesias; líderes mundiales llamaban a la contención a las dos potencias nucleares; y se aprobaban una serie de sanciones a Corea del Norte desde el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas).

Pienso que, la volatilidad del presidente estadounidense debe ser cuidadosamente estudiada en tanto que sus decisiones suelen ser tomadas de manera imprevisible, (tal es el caso del cese-este martes 13 de marzo-del ex Secretario de Estado, Rex Tillerson). Trump lo notificó a través de su herramienta comunicativa preferida para anunciar las grandes decisiones (la red social de Twitter).

Rex Tillerson

 

Era evidente que Tillerson podría ser apartado de su puesto en cualquier momento. Sus desacuerdos verbales con Trump, reflejados en medios de comunicación no hacían más que enfatizar en sus particularidades de ver los asuntos nacionales.

Bajo mi punto de vista, Estados Unidos pierde un actor que podría haber contribuido de una manera acertada y calculada a un acuerdo efectivo para acercar posiciones estadounidenses y norcoreanas en el plan de la desnuclearización de la península, aunque en momentos recientes había advertido de “tener intercambios sobre estas discusiones” y mostraba cautela ante las posibilidades de negociación.

Es importante señalar el acercamiento y la “empatía” que tuvo Tillerson con el Presidente de Rusia, Vladimir Putin (un líder cercano en materia de políticas ideológicas a Jon-Un). Esa relación podría haber fructificado en consensos y acercamientos más genuinos.

 

Por otra parte, considero que Trump debe dar paso a la templanza (un control pleno de sus emociones) que le permitan dirigir con un alto espíritu de delicadeza los destinos de ese país norteamericano; a manera tal que sus deseos endógenos de potenciar a cualquier costo el lema “Make America Great Again” (Hacer a América grande otra vez), no debe ser una licencia de la cual disponga a discreción para crear confrontaciones internacionales.

Debe haber una amplitud coherente en la implementación de los criterios internacionales de diplomacia efectiva, en la aplicabilidad del poder blando, como ser: la armonía, la reciprocidad y la voluntad de diálogo. Los mismos entrañan en si la responsabilidad que tienen los estados de procurar crear puentes que contribuyan al respeto y promoción de las culturas individualizadas.

En conclusión, el nuevo jefe de la diplomacia de la potencia norteamericana, Mike Pompeo, un ultraderechista en la línea pragmática de Trump debe liderar esfuerzos para hacer efectiva la reunión de finales de mayo con el líder de Corea del Norte, dando tregua mientras tanto a la acusación recíproca y demostrar fe en que las buenas intenciones prevalecen en ambas partes para “sellar” un acuerdo amistoso que satisfaga a los dos lados y que genere una sensación internacional de paz y armonía que desactive proyectos armamentistas, pero que a la vez se trabaje en conjunto global en la resolución de los grandes problemas que aquejan a la humanidad.

Mike Pompeo

Ya lo dijo un artesano galileo –Jesucristo– hace unos dos mil años, en el sentido de que el mundo es como un reino (debe procurar el bienestar de sus habitantes), que dividido no hace más que autodestruirse. Lo ha comprobado la humanidad con las guerras fratricidas, que no han dejado más que dolor, desolación y destrucción de los principios universales de fraternidad y solidaridad (generando por lo consiguiente una estrepitosa pérdida de recursos humanos y materiales que bien probablemente hubiesen dibujado una sociedad global mucho más floreciente).