Las series de ciencia ficción como Black Mirror han renovado el gusto del público por este género en la pantalla chica. Las primeras dos temporadas de esta serie fueron excelentes, lo suficiente para emocionar a un fanático de la ciencia ficción y los géneros especulativos como yo. Pero el tiempo ha pasado, la fama ha llegado para la serie y quizá eso está empezando a jugar en contra de su calidad. Es esta segunda entrega, seguiremos analizando algunas de la series de este género.
Electric Dreams of Philip K Dick, ¿adaptar o no adaptar?, he ahí el dilema.
La serie inspirada en las narraciones cortas de Philip K. Dick navega con mejor suerte que la nueva temporada de La Dimensión Desconocida, e incluso me atrevería a decir que algunos de sus capítulos son mejores o igual de interesantes que los de Black Mirror (sus primeras dos temporadas), mucho tiene que ver con que las historias están inspiradas en las narraciones de uno de los tres o cuatro pilares bases de la ciencia ficción como género.
Sin embargo, la serie se creó bajo una premisa algo peligrosa que hace que sea un tanto inconsistente en cuanto a la calidad de sus capítulos, y eso se nota sobre todo si uno ha leído las historias originales en las que están inspiradas esta nuevas versiones televisivas.
A los escritores que las adaptaron se les dijo que debían preservar lo más posible el tema central de cada obra original, pero que podían cambiar el resto, personajes, ambientes, diálogos y situaciones, siempre y cuando, se preservara el conflicto de la narración, el corazón de cada escrito imaginado por Philip.
El resultado de esto es que tenemos capítulos que respetan bastante la historia original en la cual se basan y esto hace que sean muy buenos, otros cambian mucho pero gratamente son adaptaciones muy bien logradas, pero también hay otros en donde desaparecieron completamente la historia original de la A a la Z y esto los hace ser abiertamente malos –puedo mencionar el capítulo llamado “Crazy Diamond”.
Al televidente que no conoce la obra de Philip K. Dick le parecerá entretenido pero, si ha tenido la suerte de leer el cuento del que según esto está inspirado, se dará cuenta que no tiene absolutamente, categóricamente nada que ver con la historia escrita y en ese sentido, el capítulo no sólo es malo sino que es una tomadura de pelo.
Fuera de estas inconsistencias, hay capítulos realmente buenos y adaptaciones que valen la pena. Aquí se nota que a pesar de adaptaciones, leves o brutales, la mayoría de los capítulos se presentan dignamente en la pantalla gracias a que se respeta en cierta forma el lado literario de una historia.
Para conocer más de las historias de Philip K Dick puedes visitar el siguiente vínculo: https://cultura.nexos.com.mx/?p=17516
Castle Rock, cuando el escritor controla el guion
Stephen King lo vuelve a hacer, siempre lo he dicho, no hay nada mejor que un escritor sea parte activa de las adaptaciones a su propia obra, por que cuando eso pasa, los resultados (salvo en ciertos casos) son excelentes.
Fuera del hecho de que este escritor desarrolló –no sé si fortuitamente o con conocimiento de causa- un estilo literario que es el sueño de cualquier productor televisivo o de cine (casi no se le tiene que adaptar gran cosa a sus libros, todo está ahí para usarse), no cabe duda que el hecho de que él mismo se encargaré de apoyar en el guion ha dado excelentes resultados.
Por supuesto que su mundo literario se respeta, por supuesto que las actuaciones responden coherentemente a las ideas del escritor. Esta serie es realmente lo que un programa televisivo basado en la literatura debe ser. Además, la productora que la ha realizado llamada “HULU” ha estado haciendo buenas cosas, ya que ellos también realizaron la serie de “El Cuento de la Criada”, otra adaptación a un libro emblemático de ficción.
Como conclusión y retomando a Black Mirror y sus últimos capítulos, que han sacado hace apenas hace unos días, la serie se volvió famosa, ganó dinero y tiene para contratar artistas de renombre, pero me parece que han comenzado a despedir a sus guionistas y han contratado a Disney para empezar a hacer algunos capítulos, si no es así, no me explico por qué el último capítulo es como si estuviera viendo a Hanna Montana en el Disney Channel. Sí, eso pasa cuando la televisión se aleja del mundo literario.
Roberto es pintor y dibujante, tiene una identidad secreta como diseñador gráfico. Su sueño; que algún día una editorial publique un libro con sus cuentos. No le gustan las narraciones tiernas, panfletarias, sencillas, abiertamente dramáticas o simplemente rebeldes.
