La historia de Ted Bundy es una de las historias que más ha obsesionado a los fanáticos de los crímenes perpetuados por asesinos seriales en todo el mundo, especialmente en los Estados Unidos, hogar de al menos 50 de los asesinos más letales en la historia moderna. Durante décadas estas historias han causado fascinación debido al misterio que gira alrededor de las acciones de los asesinos y la causa para cometer esos crímenes tan atroces. En su libro Porque nos gustan tanto los asesinos en serie: el curioso atractivo de los asesinos más salvajes del mundo, el sociólogo y profesor de criminología Scott Bonn dice que «la naturaleza incomprensible» de los crímenes «hace que mucha gente los vea morbosamente fascinantes», estos personajes nos hacen sentir «la necesidad de entender por qué alguien haría cosas tan horribles a otra gente, es especial a completos desconocidos».
Dentro de este grupo de asesinos, el perfil de Ted Bundy es el arquetipo que alimenta la creencia de que todos los asesinos seriales son genios incomprendidos, hombres sofisticados, personas afables y de familia, miembros activos de la sociedad y buenos vecinos en apariencia. Esta imagen es la que facilita que mucha gente vea con extrema curiosidad, incluso admiración a este tipo de personajes, lo que ha permitido que el tema haya sido usado exitosamente en una gran variedad de producciones cinematográficas, televisivas y ahora de streaming que le aseguran a los estudios detrás de estos proyectos, un público cautivo interesado en consumir este tipo de historias.
La historia de Ted Bundy es particularmente interesante para quienes gusten de estos temas, ya que el perfil de Bundy fue diferente al común, que las autoridades, como la Unidad de Análisis de Conducta del FBI, han delineado para personalidades como éstas, en donde los asesinos suelen ser tipos narcisistas por naturaleza que buscan tener siempre la atención al ser los protagonistas de la historia, presumir sus actos, buscar crear terror, ganar notoriedad y demostrar su superioridad tanto a las víctimas como a las fuerzas policiales y creen ser celebridades criminales que merecen atención.
El perfil de Bundy fue confuso para los investigadores, ya que el perfil de los asesinos seriales en aquel entonces obedecían a tipos más violentos, con un claro desorden mental. Bundy se ocultaba bien, a plena vista, actuaba como un tipo común y corriente, tenía una relación amorosa y lo que podríamos llamar una familia. No firmaba sus asesinatos, incluso no los reconoció hasta el último día de su vida antes de ser ejecutado en la silla eléctrica. El único patrón que sus víctimas tenían era que todas eran mujeres que usaban el pelo largo peinado con una raya en medio y se adornaban con aretes largos.
Tan sagaz como mortífero, Ted Bundy supo usar su personalidad y su imagen a su favor en todos sus crímenes, incluso, durante su propia defensa en su juicio en el estado de Florida en 1979, en el cual siempre defendió su inocencia y alegó que era víctima de un juicio injusto y movido por intereses mediáticos, ya que a pesar de sus acciones, el pueblo estadounidense desarrolló tal fijación por el personaje, que dicho juicio fue el primer proceso judicial televisado en la historia de los Estados Unidos. Al final, de los 36 asesinatos que se le imputaron, la sentencia de muerte emitida por el juez Cowart fue tan solo por los asesinatos de dos mujeres cometidos en el estado de Florida.
Sin embargo, a Ted Bundy se le relaciona por lo menos con un total de 100 asesinatos que a la fecha no han sido resueltos, lo que siempre ha generado un vacío en la historia documentada de este personaje, ya que, aunque las evidencias en su contra fueron apabullantes para ambos casos que lo llevaron al corredor de la muerte, a la fecha no se puede saber con certeza cómo asesinó a todas sus victimas, las razones porque lo hizo y mucho menos, los acontecimientos sucedidos en su juventud que lo llevaron a convertirse en el asesino serial que fue, todo gracias, en gran medida, a su habilidad para manipular la historia y a la opinión pública.
Ted Bundy y Netflix
Extremely Wicked, Shockingly Evil, and Vile, o como se tituló para el mercado latino Ted Bundy: Durmiendo con el enemigo, es una producción de Netflix, protagonizada por Zac Efron y dirigida por Joe Berlinger quién también dirige la serie documental producida por Netflix de nombre Conversaciones con un Asesino: Las Cintas de Ted Bundy, donde podemos ver todos los pormenores de lo relatado anteriormente. La película busca contarnos la historia de Bundy (Zac Efrón) durante el inicio de los asesinatos en 1974, hasta su ejecución en 1989, desde la perspectiva de su novia, una mujer llamada Elizabeth Kendall (Lily Collins) quien había vivido con él durante unos años entre 1969 y hasta su arresto en 1975.
El director toma como hilo narrativo lo contado por Kendall en su libro The Phantom Prince: My Life With Ted Bundy, y trata de verter en la película la incomprensible relación amorosa que tendría una mujer con un asesino como Bundy. La película se centra en las experiencias que compartió Kendall con el asesino que la llevarían, poco a poco, a confiar en él y considerarlo un perfecto caballero, un buen estudiante de derecho, un compañero cariñoso ,tanto con ella como con su hija, con quien hacía planes para una vida juntos en el futuro.
Lamentablemente, la película a pesar de las intenciones de contar la historia desde un angulo que podría ser muy interesante, falla en el tratamiento final que se le da al personaje de Zac Efron, ya que el director asume que los espectadores conocen la historia de Ted Bundy, y saben del carisma que éste poseía, por lo que las escenas previas al inicio de los asesinatos son manejadas de tal forma que se crea una especie de empatía hacía el personaje de Efron y no al personaje de Collins.
Lo anterior provoca cierta ambigüedad que hace que la narrativa empiece a tener huecos de coherencia, ya que es inevitable analizarla en un contexto actual. Al tratarse de un tema tendencia en nuestros tiempos, en los que los feminicidios y los crímenes en contra de las mujeres exigen que el tema sea abordado desde una perspectiva que no de concesión alguna a quienes perpetran este tipo de violencia, y sobre todo, le de voz y visibilidad a las mujeres víctimas de este tipo de crímenes, este tratamiento cobra su precio al quitarle credibilidad a la historia, dejando el final de la misma, sin atreverse a dar un veredicto contundente en contra de Bundy y las atrocidades que cometió.
De alguna forma lo reivindica y en un esfuerzo muy básico trata de desarmarlo de ese encanto en una escena final en donde el personaje de Collins, como si solo se tratara del interés de ella por desenmascararlo, obtiene una burda confesión por parte de Zac Efron, quien, aunque se adueñó de una manera sublime de los rasgos de Ted Bundy, la película no permite que en esos pocos minutos su personaje cumpla con el arco de villano que sin duda alguna debió tener.
Un trabajo de Netflix que cobra sentido si la consideramos como una película hecha para streaming. Si buscan entrenerse con una película ligera, que intenta ser thriller o una película de crimen, les recomiendo que la vean una vez que este disponible en la plataforma a principios de Septiembre, si aún así quieren invertir su dinero en pagar el boleto del cine, solo tengan en cuenta que esta película no pretende contar nada nuevo sobre un caso que en si sigue siendo un misterio, por lo que puede resultar que el final realmente no se sienta como un climax y terminen sintiéndose un poco defraudados.
Jorge es un entusiasta de la tecnología, el cine, la música, la historia y todo lo que sea consecuencia de la expresión del espíritu humano y de los esfuerzos por entender esa complicada naturaleza. Chacho para los amigos, Jorge busca poder lograr sus objetivos de ser un buen padre, ejemplo y amigo, mientras escribe, vive y supera sus numerosos obstáculos.