Se cumplen dos años del terremoto que sacudió a la ciudad el 19 de septiembre de 2017, el mismo día que se cumplían 32 años del gran terremoto de 1985 que destruyó amplias zonas de la Ciudad de México.
En 2017, además del terremoto del centro de México el 19 de septiembre, 12 días antes otro terremoto había azotado a los estados de Chiapas y Oaxaca, por lo que las afectaciones se extendieron a amplias zonas del territorio nacional incluyendo los estados de Morelos, Puebla y México.
La ayuda de la ciudadanía no se hizo esperar, miles de personas salieron a las calles a contribuir en las labores de rescate, mostrando la solidaridad que caracteriza a las personas ante acontecimientos que dejan tanta destrucción a su paso. Los mexicanos nos caracterizamos por mostrar este comportamiento, ser solidarios es algo que nos caracteriza y nos enorgullece.
Las escenas que mostraban los medios de comunicación y redes sociales en septiembre de 2017 no eran tan diferentes a las que mostraban 32 años antes la televisión y periódicos. Por desgracia, tampoco han cambiado la corrupción y la inoperancia del gobierno, esto ha dejado a miles de personas sin un techo, igual que en 1985. Las labores de reconstrucción en la Ciudad de México, se estima que durarán al menos dos años más; en Chiapas, Oaxaca, Morelos, Puebla y el estado de México, esto es incierto.

Iglesias en Puebla destruidas por el temblor del 19 de septiembre de 2017.
Según datos de la administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador, 1 de cada 3 afectados NO RECIBIERON EL APOYO prometido por el gobierno anterior y el porcentaje de reconstrucción a nivel nacional se estima en 40%, esto nos hace preguntarnos lo siguiente:
¿A dónde se fueron esos recursos? ¿En 2021 realmente se habrá terminado la reconstrucción?
Para todos los que vivimos los terremotos de 2017, la experiencia nos hizo vivir los recuerdos de nuestros padres, que 32 años se habían enfrentado a circunstancias similares. El terremoto de 1985 fue devastador y tomaba al país en medio de una crisis económica severa, la respuesta del gobierno fue tardía y torpe, muchos aseguran que esto provocó la creación de organizaciones sociales y políticas que conformarían el Frente Democrático Nacional que disputaría las elecciones presidenciales de 1988 y que nunca sabremos si las ganó.

Cuauhtémoc Cárdenas, candidato presidencial del Frente Democrático Nacional en 1988.
En 2017, se avecinaban las elecciones generales de 2018, esto ocasionó que muchos de los actos de ayuda y solidaridad se politizaran. Los partidos políticos prometían la donación de sus prerrogativas y algunos políticos decían donar parte de sus ingresos, nada de eso se comprobó. La mezquindad de los políticos hace 2 años como hace 34 años, es algo que tampoco ha cambiado.
Para las personas que perdieron su patrimonio en esos terremotos, la espera de más de dos años para recuperar lo perdido ha sido un viacrucis. El cambio de las administraciones federales, estatales y municipales han provocado que los procesos se hayan alargado, en medio de denuncias de corrupción de la administración actual a la pasada.
Los terremotos del 19 de septiembre nos han dado muchas lecciones, los protocolos de protección civil han mejorado; los siguientes pasos para las autoridades sería mejorar los reglamentos de obra y la supervisión de las nuevas construcciones, además, de mejorar la infraestructura de la alerta sísmica y extenderla a regiones del país susceptibles a sismos y sobre todo, acabar con la corrupción.
Como sabemos, los terremotos no se pueden predecir, lo que sí podemos hacer es estar preparados para reaccionar ante otro terremoto o cualquier otro fenómeno natural. No hay duda de que una mejor prevención y la siempre presente solidaridad de los mexicanos, volverán a poner en pie a México.
Notas
El título de la nota fue tomado del libro de Juan Villoro «8.8: El miedo en el espejo».