El Curso de actualización “Cultura de Paz desde la Prevención Secundaria y Terciaria de la Violencia”, desarrollado en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), coordinado por la Escuela de Ciencias Psicológicas de la institución educativa, y con el respaldo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), busca generar el capital humano capacitado para llevar mensajes de esperanza y de “cercanía”, a fin de ayudar a contener y revertir los índices de violencia en el país.
Honduras, igual que muchos países del orbe debe en ese sentido desde la gestión gubernamental liderar, -con un empoderamiento por supuesto de las comunidades en los micro escenarios del hogar-, debe reinventar las estrategias implementadas y dinamizar las mismas, aunque desde el Observatorio de la Violencia-UNAH, se afirmaba en diciembre del año pasado que el país había reducido drásticamente la cifra de homicidios (40 por cada 100 mil habitantes).
Espacios como este, necesarios e indispensables para universalizar el trabajo por la paz y la justicia, son de vital importancia, en tanto nos ayuda a reflexionar y dimensionar la afectación social producto de la escalada de la violencia. El trabajo, indiscutiblemente de revertir esta situación nos compete a todos, a escala planetaria, si se puede decir, pues igual que las contemporáneas Tecnologías de la Información y la Comunicación contribuyen a globalizar el afecto y las relaciones sanas (intercambio cultural, posibilidades de crecimiento intelectual, etc), también pueden convertirse en herramientas que utiliza el sector criminal para generar nuevos “nichos” de violencia.
Es importante señalar que la Organización Mundial de la Salud, en 2002, identificaba diferentes niveles para la prevención de la violencia (desde el individuo <ontosistema>, la familia <microsistema>, la escuela <meso-sistema>, y, la sociedad <macrosistema>), lo cual nos demuestra que para lograr triunfar sobre este mal y la afectación social de la violencia, debe haber un compromiso adquirido a todos los niveles.
No obstante, como decía el expresidente mexicano Benito Juárez, “El respeto al derecho ajeno es la paz”, debe hacerse realidad en cada micro espacio de nuestros países y ello implica invertir nuestra atención y no desviar la mirada de todos aquellos guetos de exclusión que lastiman y hieren la dignidad humana, de manera tal que se disipa la función social esencial de nuestros estados, que es el de procurar y gestionar el bienestar global.
En definitiva, este taller sirve como un entramado de experiencias teóricas y aprendizaje en base a experiencias “sobre el terreno” para la validación y socialización de insumos tendientes a hacer un trabajo mancomunado entre todos los componentes del cuerpo social para neutralizar los virus invasores que pretendan infectar nuevas células sociales.
Como nota, la revista especializada en criminalidad, “Insight Crime” reflejaba a finales de 2017-y mantiene cierta vigencia-que, en el caso particular de Honduras, en el país se han “reducido” los homicidios debido a siete factores: Política de represión del delito; desarticulación de grandes estructuras criminales; depuración de la policía; modernización y reforma del sistema penitenciario; aumento sustancial en los recursos para la lucha contra el crimen; entrenamiento y cambios en el código penal; y, trabajo conjunto de instituciones del Estado y organizaciones independientes. En un reporte relativamente reciente (2017) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se subrayaba el hecho que en la región latinoamericana se destina hasta el 3,55% del Producto Interno Bruto (PIB) en el combate a la inseguridad.
Maestro en Comunicación por la Universidad Iberoamericana (UIA), Ciudad de México. Profesor de Periodismo en la UNAH.
Ha sido colaborador de medios informativos en la Ciudad de México y Honduras, así como para organizaciones promotoras de los Derechos Humanos como el Programa de Voluntarios de las Naciones Unidas y Centro de Atención al Migrante Retornado.