Mientras Armando se encontraba una vez más al frente de su computadora, una vieja laptop que se había ingeniado para mantener funcional, había descubierto un reporte interesante sobre la situación de la justicia en el mundo. Era un tema en el que Armando estaba profundizando cada vez más, dada la descomposición del orden social en nuestro país.
Armando tiene una hija adolescente, el corazón de su vida, y le preocupa mucho la situación del país en el que ella está creciendo. Mientras lee el reporte, en ese momento irrumpe Mari, como cariñosamente se refiere a su hija, y le dice: “Oye Pa, los maestros me dicen en la escuela que en México no hay justicia, ¿es eso verdad?. Yo les dije que no era cierto, pero la verdad, me hicieron dudar ¿Tú qué opinas?”.
Armando se sorprende por la naturaleza de la pregunta de Mari y después de reflexionar un segundo le contesta: «Fijate que justamente estaba revisando un reporte sobre lo que me preguntas. Creo que es importante que los maestros hayan usado ese tema para iniciar el debate entre tus compañeros, es un reflejo de lo que se conversa en las calles y hogares. Todos los mexicanos estamos preocupados por la situación del país.»
«Mira, por decirlo sencillamente según diversos autores, por justicia se entiende la voluntad constante de dar a cada uno lo que es suyo. Ahora respóndeme tú, ¿crees que en México cada uno tiene lo que es suyo, lo que le pertenece?«. Mari se detiene un momento a pensar y contesta: «Bueno papá, no lo se, por lo que puedo ver, existe una terrible desigualdad, muchos pobres y pocos ricos.»
Armando asiente y dice: «Muy bien Mari, ¿y por qué crees que hay muchos pobres y pocos ricos en México?«. A lo que Mari contesta: «La verdad, no lo se papá». Armando piensa bien en sus palabras y formula su respuesta: «Mira Mari, la desigualdad ocurre porque unos, a través de diversos mecanismos, le quitan a otros lo que les corresponde. Te lo digo de manera muy simplificada, existen muchos factores, pero entre ellos la falta de justicia es sin duda el más importante.»
«Una persona le quita a otra lo que le pertenece cuando, por ejemplo, no paga impuestos y disfruta de los satisfactores pagados con las contribuciones de los demás, o cuando una persona recibe menos salario que el que le corresponde por su contribución en la creación de productos y servicios, o cuando se le roba su dinero o bienes con violencia. Esto por mencionarte tres situaciones fácilmente reconocibles. ¿Comprendes?»
«Ahora, todo lo anterior es perfectamente natural, como dice el dicho: “el pez grande se come al chico”; pero vivir en sociedad es el deseo explícito que tienen los seres humanos de salir de ese estado de naturaleza y alcanzar una situación donde haya mejores condiciones para que todos, peces chicos y grandes, tengan la oportunidad de, no sólo subsistir, sino de realizarse plenamente como individuos. Sin embargo, como te imaginarás, lograr esto no es nada fácil. Para ello, los seres humanos hemos creado leyes e instituciones, pero éstas no siempre se cumplen o no siempre funcionan muy bien. Es más, te podría decir que lo más frecuente es que no funcionen bien. El verdadero problema a escala social es cuando esta poca efectividad de las leyes y las instituciones es generalizada y entramos en un proceso destructivo que nos regresa al estado de naturaleza, ¿recuerdas? Donde gana el más fuerte, donde gana el pez grande.»
Mari, confundida pregunta: «Entonces papá, ¿existe o no justicia en México?”.
Armando caído de hombres, contesta: «Bueno, la respuesta más correcta es decirte que a veces existe justicia en México, no siempre; pero en esa lucha estamos. La mejor garantía para que exista justicia es lo que los expertos llaman el “Estado de Derecho”, que es un grupo de instituciones y leyes que ayudan a las sociedades a organizarse colectivamente para garantizar la paz, la justicia, los derechos humanos, la democracia efectiva, el desarrollo sostenible y la calidad de vida.»
«Te puedo decir que en México estamos luchando por sostener nuestro Estado de Derecho, por apuntalar aquellos aspectos en donde es débil. Millones de mexicanos víctimas de la violencia, la corrupción y la impunidad atestiguan lo mucho que falta por hacerse.»
«Por ejemplo, en el Índice de Estado de Derecho , que analiza a 113 países, donde el Número 1 es el mejor y el 113 es el peor, México ocupa el lugar 92º de acuerdo con su grado de adhesión al Estado de Derecho.» Armando se toma un momento y continúa: «Siento no darte buenas noticias en esta ocasión hija, pero esto no es para que nos demos por vencidos. Esta situación es para que incrementemos nuestro esfuerzo por alcanzar la condición que deseamos para nuestro país, dice el dicho “Roma no se hizo en un día”. Mi generación tiene que seguir haciendo lo que le corresponde, pero seguramente esta tarea la tendrá que continuar haciendo la tuya. ¡Vamos! ¡Quita esa mirada de tristeza! ¡México es un gran país! ¡ Juntos saldremos de ésta, como lo hemos hecho siempre !
Este texto es una adaptación del texto original publicado por el autor en el sitio El Seminario
Roberto es actualmente Presidente de la Sociedad Mexicana de Estudios de Calidad de Vida, iniciativa pionera para favorecer el desarrollo humano.
Empresario & Activista Social (Discapacidad e Inclusión); RSE; Columnista; Politólogo; Comunicólogo; Abogado; Conferencista.