Una de las cosas que más me gusta hacer en esta vida es ver películas. Nunca me he considerado un crítico de cine experto, pero como todo buen cinéfilo, opinar acerca de los filmes es algo que me gusta mucho hacer. Al adentrarse en el mundo de las películas como todo “gusto”, se llega a entender un poco todo lo que está detrás del producto final; se investiga y consume información que ayude a expandir la visión de aquello que gusta.
En el caso de la industria del cine creo que todo fan del séptimo arte, entiende que aunque existen diferentes tipos, pues cada país tiene su forma de hacer cine y su propia industria grande o pequeña, el único líder es Hollywood. Por su alcance, dimensión y solvencia, el tipo de cine que hace se exporta a casi todos los países y regiones del mundo. Nadie escapa a su influencia y presencia. Ahí están todos aquellos estudios, productores, actores y directores que deciden si un largometraje se lleva a cabo o no.
Y si algo hemos aprendido durante la existencia del cine, así como de la televisión como medios de expresión y difusión, es el gran poder de influencia que estos tienen sobre la concepción que el público puede tener sobre diversos temas. Es decir, la cultura de una sociedad puede estar moldeada e influenciada inconscientemente por lo que ve en estos medios; quien controla el balón, controla el juego. Al final, el campo en el que Hollywood se mueve es de películas, series, shows, música y un gran etcétera.
Según un estudio realizado por la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Los Ángeles: “Desde sus comienzos, el cine del país (EEUU) se ha caracterizado por ser una industria oligopolística que otorga a unas pocas compañías, conocidas como majors, la decisión sobre qué filmes producir, cuáles exhibir y dónde.
«Las majors son los 6 conglomerados especializados en cine y otros productos audiovisuales diversificados cuyas filiales de producción y distribución acaparan entre el 80 y el 85% de los ingresos en taquilla en EEUU y Canadá, y no solamente su mercado interior, sino también el exterior. Tan solo en el 2013, las producciones de Hollywood supusieron un 70% del mercado europeo. Al mismo tiempo, el 28% de la recaudación total de la taquilla mundial, corrió a cargo de películas estadounidenses”.
Con estos datos podemos entender la envergadura del mercado que Hollywood controla, y por lo tanto, su zona de influencia. Para ejemplificar esto, así como en México nuestra educación sentimental la hizo Televisa con todas esas novelas que toda la población veía.
Nos acostumbramos a la visión de que para salir de pobres lo único que se necesita es conocer al joven rico que se case con nosotros por amor verdadero o que en un drama familiar siempre hay un sacerdote noble y bueno dispuesto a ayudar. Así las películas de Hollywood crean en nosotros ciertas concepciones, roles e imágenes que conscientes o no tenemos arraigadas en nuestra mente acerca de cómo es el mundo y la sociedad.
¿A qué viene todo esto?
El 7 de enero del 2018, se llevó a cabo la 75 entrega de los Golden Globes Awards que la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood otorga a lo mejor del cine y la televisión. La entrega de este año, en mi muy humilde punto de vista, se ha convertido en el mayor paraje de inflexión de la industria después de que desde hace un par de años estuvo envuelta en toda una serie de escandalosas revelaciones de acoso sexual, abuso de poder e inequidad de género por parte de las principales figuras de Hollywood, desde Mel Gibson, Bill Cosby, Kevin Spacey hasta el más reciente y creo el más importante de todos, Harvey Weinstein.
Este último destapó por completo las verdades a voces que todo mundo conocía de la industria del cine y la televisión pero que nunca nadie había documentado y comprobado. Harvey Weinstein, uno de los productores más grandes de la industria, dueño de The Weinstein Co. y de la extinta Miramax Films (juntas suman la propiedad de más de 200 títulos), se le expulsó irrevocablemente de la academia y lo hizo caer en completa desgracia en el medio convirtiéndose en el más grande villano de carne y hueso de la historia del cine al descubrirse que más de 50 mujeres (incluyendo actrices de la élite de Hollywood) lo han acusado de alguna forma de acoso.
Es en este contexto Hollywood al inicio de esta temporada de premios se ha desbocado en una campaña descomunal para alejarse lo más posible de estos escándalos. Por lo que el primer premio era el escenario ideal para manifestarse formalmente en contra de todo el estatus quo que por tanto tiempo ha dominado provocando que la causa específica de las mujeres trabajadoras del cine que abarca actrices, productoras, cantantes, maquillistas, diseñadoras de vestuario, asistentes, etcétera, tuviera en estos momentos la mejor coyuntura para demandar la atención y el cambio masivo que se requiere para lograr mejores condiciones de trabajo para todos. Y vaya que fue así.
La noche entera estuvo plagada de discursos a favor de movimientos como #TimeisUp y #MeToo que dan voz precisamente a todas esas historias que antes permanecían en secreto y ahora se encuentran en constante erupción y tienen como principal objetivo decir basta y marcar un punto final a todos los abusos que se han permitido a lo largo de la existencia del séptimo arte.
Voces como Reese Whitterspoon, Nicole Kidman, Natalie Portman, Elisabeth Moss, entre otras, hicieron declaraciones profundas y emotivas, pero ninguno como el highlight de la noche a cargo de Oprah Winfrey quien recibió el tan codiciado premio Cecil B. DeMille que reconoce el logro de toda una vida por impacto e influencia en la industria del cine y la televisión.
Aquí debo de hacer una pausa necesaria para poder explicar por qué es tan especial esta situación. Desde el punto de vista masculino (como el que poseo) esta pelea por la equidad (no igualdad) de movimientos como los descritos algunos podrían pensar que es algún tipo de capricho, una situación lejana (por ser un círculo de actrices famosas) que no a todas las mujeres les sucede, y que realmente como espectador, (de ahí que iniciara comentando mi profundo amor por al cine) no influye en lo absoluto en la calidad y originalidad de las historias que vemos contadas en la pantalla grande y chica. Que tal vez no debiera interesarnos o que es un pleito interno de la comunidad hollywoodense.
Sin embargo, gracias a que estoy casado y vivo con una mujer que defiende a capa y espada esta misma equidad, he tenido que abrir los ojos y darme cuenta (con dolor y sangre) que el hecho de que pensemos que esto solo le pasa a unas cuantas mujeres, es aislado o una exageración de parte de estos grupos “feministas”, es parte del problema.
Si la influencia que ejercen las películas o series en nuestras vidas es tan fuerte, y esta industria cinematográfica está dominada por hombres que ven a las mujeres como mero atractivo visual en la pantalla interpretando personajes ridículos o poco profundos, ya sea al servicio o sombra de un personaje masculino:
¿Qué tanto podremos estar imitando de esta visión exportada en la mayoría de las películas de Hollywood?
Salma Hayek en su nota publicada en el New York Times dijo: “Pero, ¿por qué tantas de nosotras, las artistas, tenemos que ir a la guerra para poder contar nuestras historias si tenemos tanto que ofrecer? ¿Por qué tenemos que pelear con uñas y dientes para mantener nuestra dignidad?
«De acuerdo con un estudio reciente, entre 2007 y 2016 solo 4% de los directores fueron mujeres, del que el 80% pudo hacer solamente una película. En 2016, otro estudio afirmó que solo el 27% de los diálogos en las principales películas fueron dichos por mujeres. Y la gente se pregunta por qué no dijimos nada antes. Creo que las estadísticas se explican por sí mismas: nuestras voces no son bienvenidas”.
En palabras de Elisabeth Moss: “Ya no vivimos en los espacios en blanco a las orillas del texto. Ya no vivimos en los huecos entre las historias. Somos la historia impresa, y estamos escribiendo la historia nosotras mismas.” Refiriéndose a ese silencio creativo que la industria les ha impuesto por tantos años.
Dicho esto, espero que quede claro por qué la noche de ayer marcó el inicio del cambio profundo y esperado (ojalá esté en lo cierto). Retomando el discurso de Oprah Winfrey, cito:
“Cuando era niña en 1964, estaba sentada en el piso de la casa de mi mamá viendo la premiación al Mejor Actor en los Óscares; Anne Brancoft abrió el sobre y dijo, ‘el ganador es Sidney Poitier, recuerdo su elegancia, y recuerdo nunca antes haber visto a un hombre negro ser celebrado de esa manera. He tratado muchas veces de explicar lo que un momento como ese significó para una niña que siempre veía a su mamá llegar exhausta a casa después de limpiar las casas de otras personas… No ha pasado desapercibido para mí, darme cuenta de que en estos momentos hay niñas pequeñas viendo cómo me convierto en la primera mujer negra en recibir este premio.
«De lo que estoy segura es que hablar de nuestra verdad es el arma más poderosa que tenemos. Y estoy espacialmente orgullosa de todas las mujeres que se han sentido lo suficientemente fuertes para compartir sus historias. Cada uno de nosotros en este salón estamos siendo celebrados debido a las historias que contamos. Y este año, nosotras nos volvimos la historia. Pero no es solo una historia afectando la industria del entretenimiento, esto afecta a todos. Así que hoy quiero expresar mi gratitud a todas las mujeres que han aguantado años de abuso y agresiones porque, como mi madre, tenían cuentas que pagar, hijos que alimentar y sueños que perseguir.
«Así que quiero que todas las niñas que me están viendo en estos momentos, sepan que un nuevo día está en el horizonte, y que cuando por fin llegue, será porque muchas fantásticas mujeres están en estos momentos aquí, y muchos hombres extraordinarios están peleando duro para asegurarse de que ellas se conviertan en los líderes que nos llevarán al momento cuando nunca nadie tenga que volver a decir, ‘a mí también».
Solo espero que esta revolución que se está armando en la capital del mundo del entretenimiento realmente llegue a materializarse completamente. Ya ahora estamos viendo cada vez más a féminas en papeles principales, historias basadas en mujeres reales con propósito y profundidad.
Reitero, cuando empecemos a ver todas esas historias en nuestras pantallas y empecemos a familiarizarnos cada vez más con un nuevo paradigma en la forma en la que concebimos nuestra realidad, tal vez entendamos que muchos de los patrones que repetimos son erróneos.
La televisión y el cine son una gran herramienta para normalizar o hacer entender profundamente una verdad. Ojalá la industria nacional imite esta tendencia para poder comenzar a provocar una reacción en estos temas, porque como dice el dicho, cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar. Y vaya que las barbas del abuso, los acosos y la discriminación por género en nuestro país son bastante largas.

Jorge es un entusiasta de la tecnología, el cine, la música, la historia y todo lo que sea consecuencia de la expresión del espíritu humano y de los esfuerzos por entender esa complicada naturaleza. Chacho para los amigos, Jorge busca poder lograr sus objetivos de ser un buen padre, ejemplo y amigo, mientras escribe, vive y supera sus numerosos obstáculos.